El sonido de las campanas llamando a los fieles para los actos litúrgicos nos transporta a un entorno maravilloso en la plaza se la plaza Santa María o la del Rey San Fernando.
La catedral es un elemento vivo, no arqueológico, y se adapta a sus necesidades estando siempre en construcción, para que sirva.
Un ejemplo claro lo tenemos en las dos torres de la Catedral de Burgos, que han sufrido importantes intervenciones a lo largo del siglo XX. Las antiguas estructuras de madera se sustituyeron por estructuras metálicas.
La existencia de campanas de los siglos XVIII, XIX, XX y XXI demuestra, que por el uso y desgaste, ha sido preciso refundirlas, e incluso cambiarlas de nombre, algo poco usual en las catedrales.
Las poleas con las que el campanero tocaba, sentado y a distancia, más tarde, con yugos fundidos de MURUA, se pudieron voltear mediante cigüeñal, y un conjunto de poleas y cadenas desde el nivel más bajo de las salas.
Y la instalación de yugos de hierro fundido se acompañó de la electrificación de dos campanas romanas, mediante un motor para el volteo, modificándolas para que oscilen al modo europeo e impidiendo cualquier actuación manual sobre las ellas.
La estructura metálica actual tiene unos compartimientos para las quince campanas, algunas son de las más antiguas de España. Están dispuestas en dos niveles en la torre sur y en uno solo en la norte, quedando el piso superior de esta vacío al colocar las tres del reloj en la aguja.
Hay dos tipos de campanas, unas del reloj y otras de uso litúrgico. Por lo general, las campanas menores son de perfil esquilonado, mientras que las mayores son de perfil romano, característico de tierras castellanas y vascas.
Las del reloj de la aguja norte, son dos campanas de los cuartos (una del XVIII y otra del XX) y la de las horas, una extraordinaria campana gótica con doble epigrafía del año 1350.
Estas campanas del reloj se corresponden con otras tres menores, ubicadas en la nave central de la catedral. Para los cuartos hay dos campanas romanas tañidas por “Martinillo”, mientras que la campana de las horas es tocada por el famoso “Papamoscas", que abre la boca a cada golpe de campana.
Las doce campanas restantes están distribuidas en ambas torres. En la torre norte hay cuatro. Las dos mayores, la Campana Madre de 1591 y la Mauricio de 1550, utilizan tiras de letras para formar una gran cruz y han estado siempre fijas. Pero las otras dos, la San José de 1785 y la Concepción de 1856, antiguamente de volteo, se tocaban a badajo en los últimos tiempos de los toques manuales. Existe también un instrumento de percusión acorde con la arquitectura metálica, la matraca, restaurado y reservado para los días del Triduo Santo.
Las campanas de la torre sur son de volteo y de repique. Existen ocho, distribuidas en dos alturas. Tres son campanas romanas de volteo, del siglo XIX y XX, la San Pedro, la San Mamerto y la Asunción, que se desprendió del yugo que la sujetaba en 2009, sin causar daños, y fue sustituida por una nueva, la Santa María La Mayor.
También hay una campana esquilonada de 1927, que pretende ser una copia de la gótica anterior con compleja, variada y hermosa decoración que la cubre casi por completo y con bellísimas mayúsculas góticas. Hay otra de 1961, y por último la Santa María de 1790 y la Santamaría y San esteban de 1816.
Un cimbalillo, dispuesto en el tejado, y por encima del coro, completa el conjunto de grandes campanas, aunque existen numerosas campanillas de bronce de unos 18 cm de diámetro, en las capillas de la Catedral.
Guión y comentarios: Agustín Lázaro López
Adaptación del guión, filmación, montaje y materialización: Juan Carlos Llorente
Producción: PROYOU DIGITAL
Colabora: Cabildo de la catedral de Burgos.
Негізгі бет 09 Fachada de Santa María: Las campanas. VIII Centenario de la catedral de Burgos.
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