Cuando uno viaja lento, una de las cosas más difíciles es despedirse de un lugar.
No solo están las nostalgias del pasado, están las que se incorporaron hace días, horas y minutos.
Estas se unen a ese mágico mundo de recuerdos, esos que regresan de vez en vez para alegrarte un poco y te hagan perpetuar las marcas que dejaste por tu paso en este mundo.
No solo son marcas de tierra y polvo, son marcas a veces inconscientes de fugaces pasajes de pensamientos e ideas.
Aquellos que nacen y mueren en un instante pensando sobre un mundo inexistente o sobre algo que pudo ser y no fue.
Estas al mismo tiempo te hacen mas fuerte, te dan la fuerza necesaria para continuar el viaje. Y seguro que por donde aquellos recuerdos están despiertan las sutilezas de ese mundo inmaterial.
Eso que solo dejaremos cuando ya no estemos más en este.
Así es, aquel desconocido e inmenso abismo que solo conoceremos cuando ya no estemos más aquí, entre tierra, polvo y desdén.
Awyajo, que nuestro paso por esta tierra no sea en vano.
Негізгі бет ADIOS Oriente de Bolivia # 9
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