Dentro de la inmensidad del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, descubrimos el lugar donde el silencio amanece, al compás de una belleza sublime: Almonaster la Real. Quisimos captar con imágenes ese lugar encantador, bucólico.
Lo que observamos es el núcleo urbano de Almonaster la Real, que alberga unos 600 almonazterenses, si bien, sumando las 14 aldeas que posee su amplio término municipal (322 kilómetros cuadrados), llegaría a casi 2.000 habitantes.
Podemos apreciar en las imágenes un buen ejemplo de integración de un área urbana en un medio rural y natural de singular belleza. La disposición de los diferentes elementos permite que el conjunto sea apreciado como un todo coherente y armonioso.
La tipología del caserío interior se mantiene en general con características de uniformidad en cuanto a volumetrías, texturas, cromatismo y acabados, esencia de arquitectura tradicional de la zona.
Y la flora que rodea a este núcleo urbano es variada y espectacular: predominio de las dehesas de encinas y alcornoques, quedando el castaño y algunos quejigos relegados a las áreas más altas. Destacar el cinturón de huertas donde se cultivan hortalizas y algunos frutales.
Si nos alejamos del núcleo urbano hacia el sur del término municipal, nos encontraremos grandes masas forestales (pino pináster y pinea y eucaliptos).
Estos espacios paisajísticos hacen posible que la economía básica de Almonaster haya sido, aparte de un periodo minero, el aprovechamiento forestal y la cría de cerdos ibéricos, si bien en las últimas décadas la expansión del turismo rural ha fomentado el crecimiento del sector servicios e industrial. Famosas son las destilerías (“La Hormiga”) que elaboran de forma artesanal, desde principios del siglo XIX, aguardiente y licores.
El actual nombre de la población, Almonaster, podría proceder del topónimo árabe Al-munastyr, transcripción casi literal de su anterior nombre latino, “monasterio”.
Parece ser que los cimientos de la propia Villa de Almonaster se levantarían sobre un yacimiento romano (numerosos sillares de la cerca del castillo; columnas, sillares y capiteles de la mezquita). La población mantuvo su vigencia en la época visigoda.
El primer testimonio escrito de la existencia de Almonaster es del año 822 d.C. (Abu Ubaid al Bakiri, geógrafo musulmán).
Esta zona, como toda la provincia de Huelva, fue ocupada por Abd al Aziz. Por estos lugares de cierta altitud se asentaron los beréberes, mientras que las zonas llanas fueron ocupadas por muladíes y mozárabes hispanos.
El sobrenombre “la Real” fue tomado tras la incorporación de Almonaster a la Corona en 1580, siendo rey Felipe II.
En lo más alto del paisaje, tendiendo la mano al núcleo de población se encuentra la Mezquita de Almonaster, un testimonio excepcional de las primeras obras islámicas de España. Pequeña, sobria, recogida y dotada de la sutil elegancia del periodo Omeya, cuyo arte unió herencia clásica e influencia oriental, se erigió a finales del siglo IX o principios del X durante el reinado de Abd al-Ramán III sobre una iglesia visigodo-cristiana, que a su vez se edificó sobre un monumental edificio romano.
Posee patio abierto para las abluciones (shan) y sala de oración cubierta (liwan) con cinco naves, muro de quibla, mihrab y alminar (o minarete). En el siglo XIII se realizó el ábside, y en el XVI, el campanario.
Junto a la Mezquita observamos la Plaza de Toros, realizada en el siglo XIX sobre el antiguo Patio de Armas del Castillo. Aprovecharon materiales de la ya por entonces deteriorada cerca del recinto amurallado.
Estas construcciones están rodeadas de la citada cerca murada, de planta de polígono irregular de 313 metros de perímetro, articulado por lienzos de muralla con torres de planta rectangular y circular en las esquinas, construida en varias etapas: época califal, almohade y medieval cristiana.
En el interior del núcleo urbano sobresale, destaca, la Iglesia Gótico-Mudéjar de San Martín, que pudo comenzar su construcción a principios del siglo XIV. Se compone de tres naves y cubierta por bóveda de cañón apuntado y esquifada en el ábside, mientras que las cabeceras de los laterales son vaídas. Posee una preciosa portada de estilo manuelino portugués.
En torno a ella se creó un núcleo de población que serviría para la expansión urbanística de la localidad.
No podemos olvidarnos de uno de los lugares más romeros de la Sierra de Huelva, la Ermita de Santa Eulalia, situada en la dehesa de la Aguijuela, a unos 20 kilómetros de Almonaster, pero en su término. En dicho recinto se celebra cada año, en mayo, la Romería de Santa Eulalia.
Al compás de tamboril y fandangos se congrega el Poleo (comitiva) para vivir jornadas inolvidables, acompañados de una majestuosa gastronomía serrana y, por supuesto, una copa de aguardiente “La Hormiga”.
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