No, nada ya es normal… ni para los explotadores, la burguesía; ni para la clase trabajadora, el pueblo. No son tiempos de desentenderse de la realidad. Son tiempos de revoluciones.
El régimen de la burguesía sólo nos ha ofrecido explotación, miserias y marginación. Para los capitalistas, la felicidad es una “ilusión comercial”, más en éstas fechas de consumo desesperado, que se traduce en endeudamiento y enajenación. Nada que debamos agradecerles. Todo lo que debemos combatir. Y eso, en efecto, es lo que ha hecho el pueblo todos los días: combatir.
Sus primeras líneas han dado cara, día a día. Han resistido, con organización y valentía la ofensiva del cuerpo represivo del régimen. Han demostrado ser completamente lo opuesto a carabineros, cuidando a su pueblo, despertando la voluntad de luchar, y se han convertido en un símbolo de la lucha por cambiarlo todo.
¡Eso es, precisamente, una revolución! Cambiar todo lo que deba ser cambiado. Derrotar a los cuerpos represores, moral y políticamente. Terminar con el régimen de una clase, la burguesía, e instalar, de facto y con todo el poder, a la clase trabajadora en la dirección de la sociedad. Pues, precisamente, ese es el signo de estos tiempos: el pueblo haciendo la revolución, con responsabilidad, en la realidad, sin abstracciones ni ilusiones. Con sus primeras líneas asumiendo el decoro de luchar, por todos, despertando ese espíritu de lucha que alberga en nuestra clase.
Esa fuerza gravitante de la juventud ha abierto el camino hacia el futuro, hacia la sociedad nueva, justa, sin explotación, dirigida por la clase trabajadora, para resolver todo.
Esa fuerza inconmensurable, colmada de humanidad y dispuesta a todo ES LA REVOLUCIÓN.
Негізгі бет ANTOFAGASTA 23 DE DICIEMBRE / NO HAY FIESTA HASTA QUE EL PUEBLO CONSIGA LA VICTORIA
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