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Hay sueños y sueños. Está quien sueña que mete un gol en la final de la Champions League y es capaz de recordar la jugada (desde cómo inició el desmarque hasta quién le dio el pase), y está quien vuelve al instituto para declarar su amor a aquel chico con quien se quedó una cuenta pendiente. Y, como diría Calderón de la Barca… pues “sueños son”. Pero hay otro tipo de sueños, esos que nacen de una conciencia inspirada, en búsqueda, alerta incluso durante las horas de descanso. Tal vez el más famoso soñador de la historia de la ciencia sea el químico alemán August Kekulé, descubridor de la estructura molecular del benceno. Él mismo contó que había llegado a la conclusión de que esta estructura tenía forma de anillo después de soñar con una serpiente mordiéndose la cola (el llamado uróboro, símbolo alquímico). Todos somos capaces de tener este tipo de sueños lúcidos pero, obviamente, hace falta una formación, una intención y una búsqueda febril como la que obsesionaba a Kekulé para llegar a semejantes descubrimientos. Y, sin embargo, simplemente con tumbarnos a echar una cabezadita o durante nuestro sueño nocturno cualquiera puede ahora colaborar para el llegar a la solución del más urgente problema médico que nos acucia en la actualidad: encontrar una cura contra el coronavirus COVID19.
La pandemia de este nuevo virus ha movilizado una ola de solidaridad que ha despertado las ganas de ayudar en todo el mundo. El movimiento Maker ha corrido a imprimir máscaras de protección para los sanitarios, hay gente que ofrece alojamiento para aquellos que están en primera línea combatiendo el coronavirus, voluntarios se ofrecen para ayudar a sus vecinos con más riesgos, y hasta músicos y poetas comparten su arte por las redes sociales para hacer más soportable en confinamiento. En estas circunstancias, tener la posibilidad de ayudar aunque no nos encontremos en ninguno de esos grupos es una oportunidad que no se debería dejar pasar. Sobre todo si se puede hacer de una manera tan sencilla como descargarse una app y dejar el teléfono móvil conectado mientras dormimos (y soñamos).
Remedios Orrantia, presidenta de la Fundación Vodafone España, explica que la app Dreamlab “permite al usuario poner la capacidad de procesamiento de nuestros terminales móviles al servicio de un proyecto de investigación”. El proyecto, que se realiza con la colaboración del Imperial College de Londres, puede acelerar drásticamente la posibilidad de encontrar un tratamiento que frene la letalidad de esta pandemia. Una demostración más de que los grandes retos solo pueden superarse con la colaboración de muchos. “La situación en la que estamos lo que requiere es solidaridad” dice Orrantia, y una buena forma de comenzar a ejercerla puede ser poner al servicio de la ciencia nuestros teléfonos móviles. Y, después, seguir soñando con meter el gol decisivo.
Entrevista: Joel Dalmau
Texto: José L. Álvarez Cedena
Edición: Douglas Belisario
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