La educación emocional busca responder a las necesidades sociales o competencias emocionales no atendidas en las materias académicas ordinarias: conciencia y regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar.
La neurociencia nos enseña que la gestión de las emociones básicas y universales debería preceder a la enseñanza de valores. Es un error pensar que cognición y emoción son dos cosas totalmente separadas: pertenecen a la misma área cerebral así, que enseñar a gestionar mejor nuestras emociones implica un mejor aprendizaje. Los programas de educación socioemocional tienen en cuenta que son capaces de cambiar y mejorar nuestro cerebro gracias a la neuroplasticidad. Sólo un educador consciente de que cuando enseña a un niño, lo que está haciendo es cambiar su cableado cerebral, puede educar de forma consciente. No es sólo enseñar, sino ser conscientes de la enorme responsabilidad del que enseña: se está transformando la física, química, anatomía, fisiología, conducta y procesos mentales de un niño probablemente para siempre.
Esto es así debido al sistema de recompensa del cerebro: los circuitos de placer. Como se suele decir, sólo se puede aprender aquello que se ama. El instrumento para hacerlo es la curiosidad, la atención.
En el mundo de las emociones, la influencia de los factores ajenos a la escuela, la familia, sus iguales y su mundo interior, tienen un peso mucho mayor que lo que ocurre dentro de los muros de nuestras escuelas. @rtvenoticias
Desde esta perspectiva, docentes deben de educar las emociones en su interacción con el aprendizaje, enseñándoles a resistir aquello que interfiere en ellos y a aprovechar aquellas que favorecen la eficacia, transformando así las emociones en mucho más que simple emoción, llevándolas al nivel de emoción ejecutiva o pensamiento. A la larga, una emoción bien entrenada potenciará otras áreas del desarrollo cognitivo y conductual.
Eduard Punset siempre defendió la flexibilidad intelectual, el cambiar de opinión si la razón te lo dictaba, el aceptar que hay muchas preguntas que no tienen respuesta ¡más de las que las tienen!
Doy fe de que la ciencia no ha irrumpido todavía en la cultura popular y de que la vida cotidiana de la gente transcurre al margen del CSIC", constató. Pero también a la inversa: "Para muchos científicos resulta una frivolidad pensar que los descubrimientos científicos tengan que ver con la vida cotidiana de la gente". Por eso siempre propugnó la necesidad de derribar las barreras entre ciencia y sociedad a través de la divulgación científica. También fue muy consciente de la importancia de trabajar en redes (no era casual la denominación de su programa), de superar nuestra individualidad al servicio de la transformación del mundo: "Solos no hacemos más que barbaridades, la soledad es un desastre".
Негізгі бет Cómo Promover el Bienestar Emocional de todos los Agentes Implicados en el Sistema Escolar?
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