Cuántas veces, impasible, he escuchado golpear sobre mis cascos y mi coraza las flechas y los sables, pero nunca pude oir, sin estremecerme, el ligero susurro de su túnica cuando su túnica se arrastraba por el suelo.
Cuántas veces, sí, en lo más fuerte del combate, escuché con indiferencia los oscuros tambores de mis enemigos, sus airadas proclamas de guerra, pero nunca pude, sin llorar, la música de los cantares de mi amada.
Cuántas veces, con el pulso sereno, he detenido la sangre que manaba de mis heridas abiertas y calientes, pero nunca, nunca, pude mirar, sin que me temblaran las rodillas, la roja flor de su boca.
Cuántas veces he sonreído al escuchar los desafios temibles de quienes quisieron segar el cuello de mi vida,
pero todo el poder de mi cuerpo inclina su cabeza y se desvanece cuando ella me abre sus brazos en la sombra....
Негізгі бет Canto del guerrero "poema anónimo"
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