(Por Astor Vitali) En el siglo pasado, los premios artísticos representaban un valor significativo en dos sentidos: el reconocimiento de jurados prestigiosos y la posibilidad de, a partir de una suma considerable, dedicar tiempo a la actividad deseada.
Desde hace algunos años a esta parte, se invirtieron los papeles: los premios sirven para las instituciones que los otorgan porque les dan publicidad positiva pero no necesariamente convocan jurados prestigiosos (porque pagan miseria) ni favorecen a sus beneficiarios (porque pagan miseria).
Негізгі бет Columna Cultural | "Cuando premiar es robar"
Пікірлер