Cuando uno es joven, parece que nada puede detenerlo. Hay tanto vigor, tantos sueños y tantos planes. Pero quiero decirles algo: esos días no durarán para siempre. Eclesiastés dice que llegarán "los días malos", los días donde las fuerzas nos abandonan. Ahora que soy viejo, lo entiendo mejor. Las piernas no responden como antes, la vista se vuelve débil y cosas que antes eran fáciles ahora son un reto. Por eso, mientras todavía tienen la capacidad y el entusiasmo, usen todo eso para servir a Dios y hacer el bien. Aprovechen sus fuerzas para lo que verdaderamente importa.
- Күн бұрын
Consejos de un Anciano: Recuerda a Dios en tu Juventud VERSIÓN EXTENDIDA.
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