Pasaron unos cinco días desde el capítulo anterior y estábamos de nuevo en el lugar de los hechos. En realidad quizá fueran incluso demasiados, ya que por aquellos tiempos solía explorar tres veces por semana de manera regular y si había alguna excepción pues me trataba de adaptar a las necesidades. Aquí comencé a darme cuenta de algo que quizá no era bueno para el proyecto, y es que llegamos a un punto en que la velocidad de explorar y avanzar comenzó a ser demasiado alta con un riesgo: más objetivos cumplidos en poco tiempo, pero en ocasiones menos humor. Era un tiempo en que disponíamos de varios frentes abiertos y avanzábamos a gran velocidad, teniendo en cuenta que sólo éramos dos espeleólogos. Pero por fortuna, en este momento, decidimos dar una pausa al proyecto y nos fuimos a divertirnos a otras cuevas durante unos meses para desintoxicarnos de nuestro propio proyecto.
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Cueva de la Autopista. (17) El Gour Amarillo fue ampliado.
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