Autoría: Programa "Mujeres para una época" / Dirección: Mercè Vilaret / RTVE, 1985.
Dolores de Rivas Cherif (Madrid, 20-02-1904/ Ciudad de México, 30-04-1993) fue hija del abogado liberal Mateo de Rivas Cuadrillero y de Susana Cherif Iznart. Estudió en el colegio de Santa Genoveva en la calle de La Salud de Madrid, institución laica, pero de inspiración católica de lengua francesa. Por su hermano Cipriano, muy activo en la vida cultural madrileña, conoció a Manuel Azaña, quien en 1928 escribió "La corona", drama de tema amoroso que dedicó a Dª Lola. Se casaron en la iglesia de los Jerónimos de Madrid el 27 de febrero de 1929.
Cuando Azaña entró en política activa, ella lo acompañó y apoyó discretamente; y asistió a la mayoría de sus discursos en el Congreso.
Al estallar la Guerra Civil, Dª Lola se incorporó como enfermera al Hospital de Sangre instalado en el Instituto Oftálmico de Madrid. En septiembre se hizo cargo de un refugio infantil cerca de Alicante.
Cruzaron la frontera con Francia a pie por La Vajol el 5 de febrero de 1939 y se trasladaron a la Alta Saboya. Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, establecieron su residencia en Pyla-sur-Mer, frente a la bahía de Arcachon.
En febrero de 1940 Azaña acusó los síntomas de una afección cardíaca que ponía en peligro su vida. Una leve mejoría coincidió con el avance del ejército alemán y el armisticio, que dividió a Francia en dos zonas, la libre y la ocupada, incluyendo en esta Pyla-sur-Mer, por lo que se decidió la salida inmediata: el 25 de junio el matrimonio partió en una ambulancia hacia Montauban, en zona libre o de Vichy.
Instalados precariamente en un piso con otros refugiados españoles, allí les sorprendió a mediados de julio la noticia del secuestro en zona ocupada de su hermano Cipriano y otros amigos republicanos por la Gestapo y la policía española, que los condujo a Madrid. Azaña intentó hacer personalmente gestiones, pero su enfermedad se lo impidió, por lo que Dª Lola multiplicó los intentos de salvar al hermano apelando al gobierno francés, a las autoridades religiosas y al gobierno de México, cuyo presidente, el general Lázaro Cárdenas, fue el único que respondió positivamente. Ante la negativa del gobierno de Pétain y Laval de permitirles salir de Montauban, el general Cárdenas también asumió la protección del enfermo, a quien mandó alojar en el Hotel du Midi bajo la bandera mexicana a partir del 16 de septiembre. Ese mismo día, Azaña sufrió una hemiplejía.
El 3 de noviembre, una hora antes de la medianoche, murió Azaña. Dª Lola, postrada, no pudo asistir al entierro. Al día siguiente se trasladó a la Legación de México en Vichy llevando consigo los manuscritos inéditos de su marido. Tres meses después se reunió con su hermana Adelaida y la mujer e hijos de Cipriano, y el 1 de abril de 1941 zarparon de Marsella en un carguero, hacinados con otros cuatrocientos refugiados, hacia México, a donde llegaron el 24 de junio de 1941.
Los refugiados españoles republicanos brindaron ayuda y apoyo moral y material a la joven viuda de Azaña, en la que veían un espejo de fidelidad a las ideas y sentimientos de su marido. Ella, sumida en un luto perpetuo, llevó una vida retirada. Solo apareció en los actos públicos en memoria de Azaña que se celebraban cada 3 de noviembre, salvo en 1946, cuando viajó a Montauban para conmemorar el triste aniversario ante la sepultura. A finales de 1947 emprendió la misión de publicar y difundir la obra escrita de D. Manuel, tarea que culminó a mediados de los años 60. Después de 1975 pudo ir difundiendo sus obras en España.
En 1978 le fue reconocida la pensión de viuda de jefe de Estado; y en noviembre de ese año la prensa mexicana y española destacaron su visita en la Embajada de España al Rey Juan Carlos I, que ella motivó en el último discurso de Azaña a la Nación, en 1938, invocando la reconciliación de los españoles.
Las conmemoraciones del centenario del nacimiento de Azaña en 1980 y del cincuentenario de la muerte en 1990 significaron para ella la culminación de la misión moral sentida y la compensación de una hipotética vuelta a España que nunca pudo realizar. “No lo resistiría”, decía lacónicamente.
(Extracto/adaptación de un texto de Enrique de Rivas Ibáñez, sobrino de Dª Lola, publicado en el Diccionario Biográfico electrónico (DB~e) de la Real Academia de la Historia)
Негізгі бет Dolores de Rivas Cherif [1904/1993] y Manuel Azaña Díaz-Gallo [1880/1940] (TVE, 1985)
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