EVIDENCIAS DE LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO
La resurrección de Jesucristo de entre los muertos es la prueba más grande del cristiánismo, pues los dos permanecen o caen juntos. Si la resurrección de Jesucristo no tuvo lugar, entonces el cristianismo es una falsedad, pero si realmente tuvo lugar, entonces Cristo es quien dijo ser: el Hijo de Dios y la fe cristiana es una absoluta verdad.
I. IMPORTANCIA DE LA RESURRECCIÓN
1. La ley de la Entropía.
Esta ley física confirma que el universo entero se encuentra bajo un proceso de deterioro de decaimiento, de envejecimiento, en otras palabras, todo organismo vivo está sujeto a muerte.
El inexorable triunfo de la muerte se aplica a todos los organismos vivos y el deterioro a todas las cosas materiales. El mismo sol pierde millones de toneladas masa por segundo. Las leyes físicas de la Termodinámica establecen en su Primera Ley (la de la conservación). Que nada se crea o se destruye, solo se trasforma.
Y la segunda ley afirma que todo tiende al desorden, al deterioro, a la oxidación, a la muerte, es la ley del decaimiento cualitativo. Este reino universal del deterioro y muerte se le llama en la Biblia la esclavitud de la corrupción (Rom.8:21; Heb.1:10-12).
2. Cristo: el único que ha vencido la muerte.
La universalidad de este reino de deterioro y muerte afirma la asombrosa singularidad de la resurrección de Jesucristo. Todos los grandes hombres y líderes religiosos, como Buda, Mahoma, Zoroastro, Confucio, Ghandi, Carlos Marx, etc., murieron y siguen en sus tumbas, pero ¡la tumba de Jesucristo está vacía! Si Cristo no hubiera resucitado pasaría a la historia como todos estos hombres, pero, aún peor, hubiera sido el farsante y mentiroso más grande de la historia ya que El mismo aseguró antes de morir que resucitaría de entre los muertos (Mat.16:21; 17:22-23; 20:17-19). Por el otro lado, si la resurrección de Jesucristo es una verdad histórica y demostrable, entonces, no solo las declaraciones de Cristo son vindicadas, sino también sus promesas
(Jn.11:25-26).
II. EL IMPACTO EN SUS DISCÍPULOS
Es un hecho innegable y real que sin la resurrección de Jesucristo no existiría el cristianismo, pues los dos permanecen o caen juntos (I Cor.15:12-19).
1. El temor de los discípulos.
Con la terrible noticia de que su Maestro había sido crucificado, los apóstoles de Jesús quedaron muy confundidos, perturbados y llenos de temor de que también a ellos pudieran haber seguido la misma suerte.No existía ni la más remota posibilidad de que ellos hubieran podido continuar enseñando las doctrinas de Jesús y, menos aún, de que nadie les hubiera seguido bajo estas circunstancias, NI TAMPOCO ENFRENTARSE AL PODEROSO IMPERIO ROMANO.La resurrección de Jesús les tomó de sorpresa, pues no tenían ya ninguna esperanza de volver a ver a su Señor (Luc.24:13-27).
2. La repentina transformación de los discípulos.
Después de la muerte de Jesús, sus discípulos se encontraban reunidos y temerosos de que los líderes religiosos les persiguieran también y les entregaran a los romanos. Pero cuando se les apareció resucitado y Tomás pudo tocar su mano y meter su mano en su costado para sentir la herida de la lanza, sus vidas cambiaron drásticamente, pues ¡Cristo había vuelto a vivir! Juan comienza el libro del Apocalipsis diciendo (Ap.1:5,17-18).
3. Las profecías de la resurrección.
Varios siglos antes de que Jesús naciera, los profetas del Antiguo Testamento ya habían profetizado la resurrección del Mesías-Salvador (Sal.16:9-10; 30:2-3; Is.53:3-6).
III. ARGUMENTOS EN CONTRA DE LA RESURRECCIÓN
Los enemigos del cristianismo han tratado de levantar argumentos en contra de la resurrección de Jesucristo, pero todos han caído en lo absurdo e irracional. La primera evidencia que lo discípulos tuvieron acerca de la resurrección fue su tumba vacía, pues cuando María Magdalena se acercó en la madrugada a la tumba, solo encontró la piedra removida, la tumba vacía y las telas con que había sido envuelto su cuerpo (Jn.20:1-10).
Veamos algunos de los argumentos que los escépticos han tratado de inventar:
1. Que los discípulos se robaron el cuerpo de Jesús (Mat.28:11-15).
2. Que Cristo no murió, solo se desmayó de debilidad.
3. Que los discípulos vieron visiones y alucinaciones.
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