El reciente intercambio de espías en Ankara y la recepción de los propios presidentes de las potencias enfrentadas (Putin en español dio las Buenas noches a los chicos “argentinos”) no deja de resaltar la vigencia que aquella guerra fría sigue más “caliente” que nunca.
Dormíamos con el enemigo en la puerta de al lado. Lo fue en la AMIA, lo fue en la Embajada de Israel lo fue el 11 de septiembre.
El enfrentamiento proxy de 2 cosmovisiones antagónicas resalta la dicotomía de dos filosofías. Las alianzas tejidas ayudan a entender las afinidades.
La antropológicamente optimista y la pesimista. La que confía en las virtudes del ser humano y la que las descarta. La soberanía del individuo prima y no la masa ponderada por Ernesto Laclau ("Hegemonía Socialista).
"El miedo a la libertad" ( Erich Fromm, 1962) parece que se ha apoderado de todo el espectro mediático y hasta el periodismo se ve competido y fuera de su zona de confort por nuevas expresiones espontáneas que han ido ocupando aquel sitial que encumbraba a los formadores de opinión en un país que en 40 años de opiniones no ha logrado sacar de la pobreza al casi 60% de su población.
Colapso de la política tradicional, clima de época, irrupción de nuevos modelos de gobernabilidad llevan a la crítica a las personas sin reconocer lo evidente.
El conflicto sigue igual… pero diferente, lo confirmó nuestro ministro de defensa en su reciente despedida al 64 Contingente de Paz Argentino que asume su compromiso con la Paz en Medio Oriente, en Chipre. “…Ampliando las capacidades de las FFAA… y enfrentando apartir de allí las nuevas amenazas que nos impongan los tiempos…”
Mientras tanto ataques yihadistas o no suicidas o no en Londres o Somalía nos recuerdan que las agresiones no son como las viejas guerras. Estamos atravesando la Guerra Tibia…
Natasha Niebies Kiwiat lo afirma “La popularidad internacional de un presidente no se condice con la falta de peso político de un país”
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