Los océanos constituyen el principal regulador del clima, absorbiendo la mayor parte de la radiación solar y generando corrientes oceánicas que funcionan como una gran cinta transportadora que redistribuye la radiación solar entre las distintas regiones del globo, haciéndolo habitable.
Juegan un papel esencial en el ciclo del carbono, absorbiendo aproximadamente un tercio del CO2 emitido a la atmósfera anualmente.
Los organismos fotosintéticos marinos, principalmente fitoplancton y bosques de macrófitos, constituyen la principal fuente de oxígeno oceánica y planetaria, produciendo el 50 % del oxígeno total.
Los ecosistemas marinos y costeros, con sus servicios ecosistémicos asociados, suponen el soporte vital de muchas poblaciones humanas.
La absorción y disolución de todo este CO2 en el océano conlleva una disminución del pH, ocasionando lo que se denomina acidificación oceánica.
El pH del agua de mar es ligeramente básico, oscilando entre 7.5 y 8.4.
La acidez del océano superficial ha aumentado un 30% desde la Revolución Industrial, disminuyendo su pH de 8.2 a 8.1 a finales del siglo XX, un ritmo 10 veces superior a cualquier evento de acidificación natural sucedido en el pasado.
Si las emisiones de CO2 continúan al ritmo actual, a finales de siglo la acidez del océano podría aumentar entre un 100 y un 150 % en relación a valores preindustriales. Este aumento de la acidez se debe al siguiente proceso químico:
Cuando una molécula de CO2 atmosférico entra en contacto con una de agua, se genera ácido carbónico. Este, por un lado, libera un ion hidrógeno, y por otro, produce un ion bicarbonato. La disociación del bicarbonato continúa con la formación de un ion carbonato y la liberación de otro ion hidrógeno. De este modo se produce un aumento de la concentración de iones hidrógeno en el agua de mar y, por tanto, una disminución de su pH o aumento de su acidez.
Esto genera múltiples efectos en el medio marino.
Por un lado, se ve menoscabada la función de sumideros de carbono de los océanos.
Y la pérdida de importantes sumideros de CO2 a nivel marino, como praderas de fanerógamas marinas, manglares o bosques algales, exacerba esta merma de la capacidad del océano para almacenar las emisiones de carbono y mitigar los efectos del cambio climático.
Por otro lado, disminuye la disponibilidad de iones carbonato, ya que los iones hidrógeno (ahora en exceso) se unen a los iones carbonato libres en el agua y forman iones bicarbonato. Esto afecta negativamente a los organismos calcificantes, que necesitan iones carbonato para formar sus estructuras esqueléticas de carbonato cálcico. Como consecuencia, se reduce su capacidad de crecimiento, protección y supervivencia, generando graves cambios en las cadenas tróficas y en el funcionamiento de los ecosistemas, así como importantes pérdidas de biodiversidad.
Estos efectos de la acidificación oceánica sobre la biota y el funcionamiento de los ecosistemas marinos limitan la supervivencia de las poblaciones humanas. Por un lado, una capacidad reducida por parte del océano para almacenar carbono deja una mayor concentración de CO2 en la atmósfera, lo que requeriría una reducción de las emisiones de CO2 aún más significativa para disminuir los impactos del cambio climático. Por otro lado, la pérdida de organismos calcificantes tiene graves efectos sobre las poblaciones que dependen de estos sistemas para la obtención de alimento, sustento económico y protección costera.
La acidificación oceánica no opera de forma aislada. Interacciona con el resto de estresores derivados del cambio climático y estresores antropogénicos, magnificando sus impactos y la degradación de los ecosistemas marinos.
Se necesita más investigación para poder predecir con mayor precisión cómo serán los océanos del futuro.
En este sentido, los afloramientos submareales ácidos de origen volcánico en la Punta de Fuencaliente constituyen un laboratorio natural sin igual, ya que son los únicos encontrados hasta la fecha en la región biogeográfica subtropical atlántica.
Tienen una media anual de emisión de CO2 de 900 ppm y un pH aproximado de 7,86, valores que, según las proyecciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, se alcanzarán en los próximos 70 años, suponiendo así una ventana a los océanos del futuro.
Las investigaciones desarrolladas aquí permitirán, por tanto, vislumbrar las posibles sinergias entre los factores ambientales, los cambios producidos en las interacciones entre especies y su capacidad para adaptarse, posibilitando la realización de proyecciones de enorme utilidad en la identificación de la posible hoja de ruta en las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático.
(Extracto del guion-locución)
CRÉDITOS:
Ilustraciones, storyboard, animación, postrpoducción: Javier Coello Saavedra
Dirección de arte: Carlos Jiménez-Martínez
Guion original y supervisión científica: Silvia Oliva Pérez
Locución: Nuhr Jojo
Universidad de La Laguna, 2020
Негізгі бет Efectos del cambio climático en el medio marino: acidificación oceánica.
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