Mi querido hijo. Yo estaba contigo esa noche mientras llorabas en tu almohada, con tus pensamientos enredados por el miedo. Rezabas pidiendo fuerza, valor y paz para afrontar los retos que te esperaban. Mírate ahora. Te has despertado, renovado y fortalecido. Tu espíritu está renovado. Donde antes eras débil, ahora eres fuerte. El miedo ha dado paso a la fe, la timidez a la valentía. Ayer, la idea de un desafío te hacía temblar, pero hoy estás preparado. Adelante, valiente. Tendrás éxito. He encendido tu corazón. Todo el poder es mío, y te he traído hasta aquí. Yo mismo he supervisado los problemas a los que te has enfrentado. Tus pruebas no son mayores que mi gracia. Nunca me fui de tu lado y estaré contigo en todo lo que enfrentes. Eres más que un vencedor. Con mi fuerza y mi amor, no hay adversidad que no puedas superar. Con la determinación y fortaleza que te he dado, te llevaré a través de cada barrera a una vida de abundancia y paz. Aparta tu mirada de lo que te aterroriza y mírame a mí. Hay un proceso mayor en marcha. Déjame aumentar tu fe a través de mi palabra. Sumérgete en mis promesas y verás cómo se alejan tus temores. Conmigo en tu corazón, puedes hacer cualquier cosa.
Levántate y avanza, sostenido por mi amor. Al caer la tarde, vuelve a hablar conmigo. Quédate conmigo un rato y recibe una nueva bendición. Sal y lucha con el poder de mi espíritu. En la batalla con tu enemigo, saldrás victorioso. Recuerda que no eres débil, sino fuerte. Tienes mi amor y mi fe, y esto también lo sabes. Todo es posible para los que creen. Te amo profundamente. Nunca desesperes. Hoy vengo a ayudarte incluso antes de que me lo pidas, porque conozco tus necesidades. Mis oídos ya están abiertos para ti. Reflexiona primero en mi amor y en mi deseo de tu liberación. Confía en mí, tu Dios firme, y no hagas caso de los que quieren quitarte la alegría. Han abandonado la fe y han abrazado la envidia. Conocen tu amor, pero se niegan a aceptarlo. No discutas con ellos ni busques su aprobación. Yo despejaré los obstáculos de tu camino y te rodearé de quienes te valoran y te aman de verdad. Desecha la desesperación. Protege tu mente con el yelmo de la salvación y tu corazón con la coraza de la justicia. Toma la espada de mi palabra. Prepárate para la batalla, sabiendo que no perderás. Si tropiezas, yo te levantaré. Acepta el desafío.
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