En 1623, el futuro Carlos I de Inglaterra, por aquel entonces aún príncipe de Gales, visitó la corte de Madrid, quedando anonado por la colección de arte, sobre todo del Renacimiento italiano, que habían reunido los Habsburgo. A partir de ese momento, decidió construir su propia colección, para lo que se dejó asesorar por un grupo de nobles ingleses, el círculo de Whitehall, que ya habían comenzado a comprar arte italiano, pero también flamenco. También contó con el apoyo de su esposa, la francesa Enriqueta María, hija de la reina María de Medici.
A las obras que le regalaron, Carlos I unió las colecciones que él pudo adquirir, más los cuadros que contrató a los artistas flamencos que logró que acudiesen a trabajar a Londres: Mijtens, van Honthorst, Rubens y, sobre todo, van Dyck.
Pero las grandes sumas que se gastó en arte unido a los desacuerdos políticos con el parlamento inglés, terminaron por minar la popularidad del rey, quien, tras un guerra civil de varios años, cayó prisionero de los parlamentarios, quienes le condenaron y le ajusticiaron en 1649.
Su colección de arte se disperso por toda Europa occidental. Pero el gusto por estar en la vanguardia artística quedó enraizado en el mundo inglés.
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/ @albertogarin
Негізгі бет El rey que perdió la cabeza: la colección de arte de Carlos I de Inglaterra
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