LA PROMESA de Dios es: "Me buscaréis y me hallaréis
cuando me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jeremías
29: 13).
Debemos dar a Dios todo el corazón o, de otra manera,
el cambio que se ha de efectuar en nosotros, y por el cual
hemos de ser transformados conforme a su semejanza,
jamás se realizará. Por naturaleza estamos enemistados
con Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en
palabras como éstas: "Muertos en las transgresiones y los
pecados" (Efesios 2: 1), "la cabeza toda está ya enferma,
el corazón todo desfallecido", "no queda ya en él cosa
sana" (Isaías 1: 5, 6). Estamos enredados fuertemente
en los lazos de Satanás, por el cual hemos "sido
apresados para hacer su voluntad" (2 Timoteo 2: 26).
Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero, puesto que esto
demanda una transformación completa y la renovación de
toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a él
enteramente.
La guerra contra nosotros mismos es la batalla más
grande que jamás hayamos tenido. El rendirse a sí mismo,
entregando todo a la voluntad de Dios, requiere una lucha;
mas para que el alma sea renovada en santidad, debe
someterse antes a Dios. [43]
El gobierno de Dios no está fundado en una sumisión
ciega y en una reglamentación irracional, como Satanás
quiere hacerlo aparecer. Al contrario, apela al
LA CONSAGRACIÓN 39
entendimiento y la conciencia. "¡Venid, pues, y arguyamos
juntos!" (Isaías 1: 18) , es la invitación del Creador a
todos los seres que ha formado. Dios no fuerza la
voluntad de sus criaturas. El no puede aceptar un
homenaje que no se le dé voluntaria e inteligentemente.
Una sumisión meramente forzada impedirá todo desarrollo
real del entendimiento y del carácter: haría del hombre un
mero autómata. No es ése el designio del Creador. El
desea que el hombre, que es la obra maestra de su poder
creador, alcance el mas alto desarrollo posible. Nos
presenta la gloriosa altura a la cual quiere elevarnos
mediante su gracia. Nos invita a entregarnos a él a fin de
que pueda hacer su voluntad en nosotros. A nosotros nos
toca decidir si queremos ser libres de la esclavitud del
pecado para participar de la libertad gloriosa de los hijos
de Dios.
Негізгі бет El sabado llego
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