El psicoanálisis se encuentra hoy ante una encrucijada que tiene vientos vetustos y cuando no, herejes. La colisión real el conflicto que creemos leer debemos entenderlo no entre los diferentes autores psicoanalíticos: me parece que eso es postergar la investigación y sobre todo seguir médiensela en un choque imaginario en una guerra de egos que no da lugar a nada nuevo. El compromiso es ante la comunidad científica que nos cuestiona a los analistas permanentemente que demos testimonio pruebas de lo que se hace en nuestra praxis. Y el compromiso también es con nuestros padecientes. Los analizantes no nos pagan para que los analistas sigamos discutiendo si Lacan era Freudiano o Winnicott fue precursor del objeto @ o si Piaget tuvo una teoría ingenua: todos estos asuntos son en todo caso marcas que debemos llevar a nuestras investigaciones, pero no para repetir ecolalicamente cosas obvias y atesorar un kioskito propio; sino para seguir construyendo un proyecto de búsqueda que permita a esta disciplina, a nuestro oficio, enlazarnos al campo social y sobre todo científico. Seguir con argumentos tales como “es el caso por caso” o “lo que ocurre en el consultorio corresponde solo a una relación íntima y profunda” no solo es una aberración que desvía el problema sino que además es iatrogénico para el dispositivo clínico, porque si exigimos que una vacuna o un antibiótico pase por determinadas fases, ¿por qué no podríamos demandar que el psicoanalista de cuenta de sus algoritmos lógicos, de sus consistencias, y de sus procedimientos que seguramente considere los correctos para dirigir una cura?
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Негізгі бет Formalización en Psicoanálisis: Una Cuestión Ética - PsicoCorreo
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