Cuando un niño de menos de diez años, parado ante la puerta del Parador Nacional de España “Raimundo de Borgoña! Mirando una armadura que le saca dos cuerpos en los años sesenta decide decir algo, le es difícil. Y mucho más si su maestro le devuelve a la fila de la que se había salido para mirar el Palacio…
Cuando un hombre, que se salió de la fila para siempre, a punto de entrar en eso que llaman la tercera edad, y que fue ese niño, vuelve al Palacio, y entra, y lo recorre por enésima vez, y lo ama para siempre, y le reciben, le cuidan, le miman en la forma que lo hacen, nunca sabe qué decir, dice, escribe, pero todo se queda corto, pequeño, insuficiente. Para ello existe una palabra que siempre funciona, que dicha con verdad y emoción, le deja a uno tranquilo: ¡Gracias, gracias de todo corazón!
Poco a poco os iré mostrando estancias de “mi Casa”, perlas de ese agradecimiento; hoy os invito a compartir conmigo una bellísima habitación en el “Raimundo de Borgoña”.
Para saber algo más de esta historia de amor de toda la vida, os aconsejo acudir a este enlace; encontraréis a los dos, al niño y al hombre:
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Негізгі бет HABITACIÓN "CONDE DE BENAVITES" EN EL PARADOR DE ÁVILA "RAIMUNDO DE BORGOÑA"
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