Qué impresión agradable y a la vez añorante causa ver y escuchar a Jorge hoy cuando ya no lo tenemos delante. Que el Señor le esté recompensando tanto bien que ha hecho con su sabiduríia, humilde y estimulante, en reflexiones como esta, durante tantos años y a tantas generaciones. Hasta el cielo te extrañaremos querido Jorge.
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