Quienes promueven la devoción de la Llama de Amor, tanto fieles como sacerdotes, enfrentan dificultades naturales y resistencias dentro de la Iglesia. A pesar de este escepticismo, la Llama de Amor ha recibido reconocimiento oficial a nivel diocesano, como lo demuestra el imprimátur otorgado en 2009 por el Cardenal Peter Erdó al Diario Espiritual de Isabel Kindelmann y la fundación del Movimiento de la Llama de Amor en la Diócesis de Esztergom-Budapest. Debido a la vasta extensión de la Iglesia Católica y el proceso canónico necesario para el reconocimiento oficial por la Santa Sede, la devoción aún no ha sido plenamente aceptada por todos los obispos y sacerdotes. Se recuerda que devociones históricas como la del Sagrado Corazón de Jesús y la Divina Misericordia también enfrentaron grandes resistencias antes de ser oficialmente reconocidas. Jesús predijo la oposición que encontraría la Llama de Amor, especialmente por parte de sacerdotes, debido a la amenaza que representa para el reino del Demonio. A pesar de estos obstáculos, la Virgen María asegura protección divina a aquellos que promuevan la Llama de Amor, prometiendo una renovación espiritual significativa y la transformación de las familias en santuarios de Cristo. Además, la Santísima Virgen nos recuerda constantemente que se acercan los últimos tiempos. Debemos pues comprender la urgencia de propagar la llama de amor pues el maligno sabe bien que le queda poco tiempo y hace todo lo posible para atacar a las almas. Por lo tanto, se insta a la rápida difusión de esta devoción, confiando en la promesa de la Virgen de cegar a Satanás y destruir su reino. Por ello debemos someternos a la autoridad de obispos y sacerdotes implorando a Dios nuestro Señor el don de la humildad. Para tal efecto, el rezo diario del Santo Rosario, con la jaculatoria de la Llama de Amor, es un recurso espiritual necesario para vivir en comunión con la Iglesia y para obtener la sabiduría necesaria en la gran misión de la Llama de Amor.
Негізгі бет La Llama de Amor, una devoción autorizada,
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