Enriqueta Martí y Ripollés nació el 2 de febrero de 1868 en San Feliú de Llobregat. De muy joven, Enriqueta se traslada desde su ciudad natal a Barcelona, donde trabajará como niñera, pero pronto comienza a ejercer la prostitución, tanto en burdeles como en lugares dedicados a esta actividad, como eran el Puerto de Barcelona o el Portal de Santa Madrona. En 1895[5] se casa con un pintor llamado Juan Pujaló, la pareja tuvo una relación tormentosa, reconciliándose y separándose unas seis veces. Según Pujaló, su matrimonio fracasó por la afición de Enriqueta por los hombres, su carácter extraño, falso, impredecible y sus continuas visitas a casas de mala vida. A pesar de estar casada, no dejó de frecuentar los ambientes de prostitución ni el mundo de la gente de mal vivir. Se separaron y nunca tuvieron hijos.
Enriqueta llevaba una doble vida: durante el día, mendigaba y pedía en casas de caridad, conventos y parroquias, vistiendo harapos, mientras que de noche se vestía con ropas lujosas, sombreros y pelucas, y se hacía ver en el Teatro del Liceo, el Casino de la Arrabassada y otros lugares donde acudía la clase acomodada de Barcelona. Es probable que en estos lugares ofreciera sus servicios como proxeneta especializada en niños. En 1909 fue detenida en su piso de la calle Minerva de Barcelona acusada de regentar un burdel donde se ofrecían servicios sexuales de niños de entre 3 y 14 años. Junto a ella, fue detenido un joven de una familia de alta posición social. Gracias a sus contactos con altas personalidades barcelonesas que contrataban sus servicios como proxeneta infantil, Enriqueta nunca tuvo un juicio por el asunto del burdel y el proceso se perdió en el olvido judicial y burocrático.
Sin embargo, no tenía ninguna necesidad de mendigar, ya que además de su trabajo como proxeneta de niños, también ejercía la profesión de curandera, y su doble trabajo le daba suficiente dinero para vivir sin problemas. Enriqueta ofrecía sus ungüentos, pomadas, filtros, cataplasmas y pociones, especialmente para curar la tuberculosis, tan temida en aquella época, y todo tipo de enfermedades que no tenían cura en la medicina tradicional. Gente de clase alta pagaba grandes sumas de dinero por estos remedios. Supuestamente los productos que utilizaba para fabricar sus remedios estaban compuestos por restos humanos de los niños que secuestraba y prostituía. De esos niños lo aprovechaba casi todo, la grasa, la sangre, los cabellos, los huesos (que normalmente transformaba en polvo); por esta razón no tenía problemas para deshacerse de los cuerpos de sus víctimas.
El misterioEditar
Uno de los misterios de esta enigmática asesina de Barcelona recae en un diario, donde supuestamente aparecen los nombres de sus clientes. Enriqueta Martí disponía de varias propiedades en el centro de Barcelona, donde quizás, bajo un azulejo, se esconden las hojas de este diario. Mientras Enriqueta Martí estaba en la cárcel, amenazó varias veces con hacer públicas las informaciones que aparecían en el diario. Precisamente por ello nunca llegó a ser juzgada, ya que apareció muerta en el centro penitenciario. Según la versión oficial, murió de cáncer, otros dicen que se suicidó, y hay 2 de febrero de 1868 en San Feliú de Llobregat asegura que fue asesinada por sus compañeras de celda siguiendo las órdenes de un personaje influyente en la sociedad. Nunca se ha sabido nada de este diario, y si es o no real. Ahora bien, algo es cierto, y es que la ciudad de Barcelona ha intentado de todas las maneras borrar el nombre de Enriqueta Martí, hasta el punto de que se cambió el nombre de la calle donde vivía (calle Ponent), por el de Joaquim Cuesta.
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