LAS TRES METAMORFOSIS
Asi hablaba Zarathustra:
Voy a hablaros de las tres transformaciones del espíritu: de cómo el espíritu se transforma en camello, el camello en león y, finalmente, el león en niño.
Muchas cargas soporta el espíritu cuando está poseído de reverencia, el espíritu vigoroso y sufrido. Su fortaleza pide que se le cargue con los pesos más formidables.
“¿Qué es lo más pesado?". Se pregunta el espíritu sufrido y se arrodilla, como el camello, en espera de que lo carguen.
“¿Qué es lo más pesado, oh héroes?, se pregunta el espíritu sufrido, para cargar con ello, y regocijarme en mi fortaleza."
¿No es esto arrodillarte para humillar tu orgullo?
¿O es esto: separarse de nuestra causa cuando todos celebran su victoria?
¿O escalar las elevadas montañas para tentar al tentador? ¿O es esto: amar a quienes nos desprecian y tender la mano al fantasma que desea asustarnos?
Todas esas pesadísimas cargas toma sobre sí el espíritu sufrido: a semejanza del camello que camina cargado por el desierto, así marcha él hacia su desierto.
Pero en lo más solitario de ese desierto ocurre la segunda metamorfosis: el espíritu aquí se transforma en un león;
desea capturar la libertad y ser amo en su propio desierto, busca aquí a su señor supremo: será un enemigo para él y para su Dios supremo, peleará por la victoria con el gran dragón.
¿Qué es el gran dragón, que el espíritu no desea más llamar señor y Dios?
El gran dragón es llamado "Tú debes", pero el espíritu del león dice: "Te quiero. El "Tú debes" se halla apostado en su camino, como animal escamoso de áureo fulgor; y en cada una de sus escamas brilla en doradas letras: "Tú debes”.
Valores milenarios brillan en esas escamas, y el más poderoso de todos los dragones habla así:
"En mí brilla todo el valor de las cosas”.
Todos los valores han sido creados, y todos los valores creados están en mí, en verdad no debe existir el "Yo quiero” Así habló el dragón.
Hermanos míos, ¿por qué necesita del león el espíritu? ¿Por qué no basta la bestia de carga que renuncia y es reverente? Crear valores nuevos: aún el león es incapaz de eso. Pero crear la libertad misma para una nueva creación: eso es lo que puede hacer el león.
Crearse el derecho para nuevos valores es la más terrible conquista para un espíritu sufrido y reverente.
En otro tiempo adoraba el "Tú debes" como lo más sagrado; ahora tiene que hallar la ilusión y la arbitrariedad en lo más sagrado: para esto se necesita ser león.
Pero decidme, hermanos míos, ¿qué puede hacer el niño que no pueda hacer el león? ¿Por qué se ha de convertir el león carnicero en niño?
El niño es inocencia y olvido, un empezar de nuevo, un juego, una rueda que gira, un primer movimiento, un Sí sagrado.
Sí, hermanos míos, para el juego de la creación se necesita una afirmación sagrada: el espíritu desea ahora su propia voluntad, el espíritu que perdió el mundo gana ahora su propio mundo.
Les he nombrado tres metamorfosis del espíritu cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león y el león; por último, en niño.
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