Nacer, morir y sacrificio por la humanidad, son los tres factores que nos convierten a nosotros en seres humanos despiertos; vienen a hacer de nosotros algo distinto, nos transforman en seres inefables, aunque tengamos cuerpos de seres humanos.
El ser humano puede nacer, pero para nacer primero debe morir; y para morir, primero debe despertar.
Cuando el ser humano despierta, puede morir; cuando muere, puede nacer.
“Despertar”, “morir”, “nacer”. Estos son tres estadios sucesivos. Si estudian los Evangelios con atención, verán que se trata a menudo sobre la posibilidad de “nacer”, pero los textos no hablan menos de la necesidad de “morir”, y también muy a menudo de la necesidad de “despertar”: “Velad, porque no conocéis ni el día ni la hora…” Pero estas tres posibilidades: despertar (o no dormir), morir y nacer, no son puestas en relación una con otra. Sin embargo, allí está el asunto. Si un ser humano muere sin haber despertado, no puede nacer. Si un hombre nace sin haber muerto, puede volverse una cosa inmortal (Hanasmussen). Así, el hecho de no haber “muerto” impide que el hombre nazca”; y el hecho de no haber despertado le impide “morir”; y en el caso de haber nacido antes de “morir” este hecho le impedirá “ser”.
PRIMER FACTOR: Nacer no es sino otra palabra para designar el comienzo de un nuevo crecimiento de la Esencia, el comienzo de la formación de la individualidad, el comienzo de la aparición de un “Yo” indivisible, nuestro Real Ser interior profundo.
Nacer es un problema completamente sexual. Ciertamente, el ser humano es un ser no-logrado todavía. Todas las criaturas nacen completas, menos el ser humano. Un perro nace siendo perro, y como perro está completo. Un águila nace siendo águila, dispone de grandes alas y una vista maravillosa que le permite cazar hasta las sierpes más lejanas. Nace completa, pero el ser humano nace incompleto.
SEGUNDO FACTOR: La muerte es un despojo de todo lo que no eres. El secreto de la vida es “morir antes de morir” y encontrar que no existe la muerte.
Con la muerte (del ego) se mata a la muerte (del cuerpo físico) por toda una eternidad.
Quien no muere antes de morir, después de morir se pudre.
La fuerza para cambiar no viene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma.
Al ego hay que eliminarlo, no podarlo.
Es necesario morir. Es decir, el ego debe dejar de existir en nosotros, en nuestra psiquis, si es que queremos gozar de la auténtica iluminación.
Generalmente, la conciencia está embotellada entre el ego de la psicología experimental y es claro que mientras la conciencia continúe enfrascada entre el ego, estará dormida, funcionará en virtud de su propio condicionamiento, será subjetiva, incoherente, imprecisa...
TERCER FACTOR: Sacrificio por la Humanidad. El alma se desarrolla dando, no acumulando.
La obra humana más bella es la de ser útil al prójimo. Es un mandamiento.
Un hombre pobre le preguntó a Buda: ¿Por qué soy tan pobre?
Buda dijo: “No aprendes a dar”.
Así que el hombre pobre dijo: Y ¿si no tengo nada que dar?
Buda respondió: Tienes algunas pocas cosas, tu rostro, que puede dar una sonrisa; con tu boca, puedes elogiar o consolar a otros; tu corazón, puede abrirse a los demás; ojos, con los que puedes mirar a otros con ojos de bondad; tu cuerpo, que puede ser utilizado para ayudar a los demás. Así que, en realidad, no somos pobres del todo, la pobreza de espíritu es la verdadera pobreza.
Quiero aprovechar esta oportunidad para decirles que hay pocas cosas tan significativas y de tanta importancia para una persona como contribuir a la construcción de la vida psíquica y de la personalidad de otro ser humano.
Es a través de ti, que Dios sale al encuentro de quien sufre.
El que ayuda cuando se necesita, ayuda doble.
Si estás en una posición en la que tienes que salir de tu zona de confort, entonces estás obligado a ampliar tu conciencia.
Aprender a quererse, cuidarse y extender eso mismo a otros es un arte y un gran reto. Sólo podemos dar aquello que tenemos.
Негізгі бет LOS TRES FACTORES DEL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA
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