María es la prueba de que tenemos a nuestro alcance más posibilidades de las que creemos. Con sólo 22 años, decidió irse a Kenia con una compañera a ayudar a niños que no tenían recursos. Aprendió que hay infinitas formas de aportar y descubrió que una de las cosas más valiosas que podemos compartir es nuestro tiempo, algo que todos tenemos. Este mensaje nos deja una gran reflexión: no hay límites para aportar nuestro granito de arena si estamos dispuestos a ayudar. Granitos que, para muchos, son montañas desde las que pueden mirar unas vistas que hasta entonces no habían podido ver.
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Maria Piédrola en 60 segundos
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