La proclamación del Evangelio no es una actividad en la que participamos de manera periódica o temporal, y nuestra labor como misioneros ciertamente no se limita al breve periodo que se presta en el servicio misional de tiempo completo en nuestra juventud o en los años de la madurez. Más bien, en la responsabilidad sagrada de proclamar el Evangelio restaurado de Jesucristo están implícitos el juramento y el convenio del sacerdocio, el cual concertamos.
La obra misional es esencialmente una responsabilidad del sacerdocio, y todos los que poseemos el sacerdocio somos los siervos autorizados del Señor en la tierra y somos misioneros en todo momento y en todo lugar, y siempre lo seremos. Nuestra identidad misma como poseedores del sacerdocio y de la descendencia de Abraham la define en gran parte la responsabilidad de proclamar el Evangelio.
Негізгі бет Mision Navideña Parte I
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