Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el reconocimiento del Estado de Palestina por parte de España y las desafortunadas declaraciones del presidente de Israel, Benjamin Netanyahu, equiparando este gesto con el aliento al terrorismo de Hamás.
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En media hora se aparecerá el presidente en el plató de Moncloa TV no sé si hoy toca jardines o sala con banderas para dirigirse a la opinión pública y explicarnos un poco lo que ya sabemos: que el gobierno reconoce hoy el derecho del pueblo palestino a constituirse en estado soberano y las razones que han llevado al presidente a concluir que éste es el momento adecuado para hacerlo.
Seguro que esta vez el presidente no dará las buenas tardes sino los buenos días y seguro que leerá su discurso en el convencimiento de estar haciendo Historia. Inédito es, desde luego, el paso que hoy da España y que el Parlamento o sea, a la sociedad ya le reclamó al gobierno de Rajoy, con el PP incluido, hace diez años.
¿Incógnitas para esta declaración oficial?
· Primera, cuánto perfume electoral habrá querido el presidente que tenga. Una decisión como ésta, reconocer la autodeterminación de un pueblo, no se toma porque haya urnas a la vuelta de semana y media -no es un golpe de efecto electorero-, pero la fecha la ha escogido con toda libertad el presidente. Podía haberlo dejado para después del nueve de junio, o podía haberlo hecho hace cinco años -bien es verdad que su interés por Oriente Próximo parece bastante reciente-. Si coincide con la campaña es porque así lo ha querido él, hay poca duda al respecto.
· Segunda, si aprovechará el presidente para concretar qué debería hacer Hamás para que esa Estado Palestino salga adelante. Si, por ejemplo, se anima a pedirle a esta organización que deje las armas, se disuelva y deje que sea la Autoridad Nacional Palestina quien hable en nombre del pueblo (Autoridad Nacional Palestina que, a diferencia de Hamás, sí reconoce el Estado de Israel y trata de entenderse, mal que bien, con sus gobernantes).
· Y tercera incógnita, si pronunciará el presidente la palabra que sólo una ministra de su partido ha pronunciado hasta ahora: genocidio. La palabra en boca de Margarita Robles no Yolanda Díaz, no Sira Rego, no Urtasun, ¡Margarita! que ha encolerizado al gobierno de Netanyahu, más sensible a la declaración crítica de una ministra juez que a todos los llamamientos que viene recibiendo para proteger a la población palestina de los bombardeos contra instalaciones de Hamás.
Netanyahu debería admitir que, en ocasiones, el equivocado es él
El gobierno de Israel, una vez más, está en su derecho a discrepar, criticar y replicar al gobierno de España en aquello que considere oportuno. A lo que no tiene derecho es a equiparar el reconocimiento del Estado Palestino con el aliento al terrorismo de Hamás.
Por distorsiones como ésa, simplificaciones falsas como ésas, es por lo que el ‘conmigo o contra mí’ en el que se ha instalado el gobierno israelí le está llevando a que cada vez sean menos las voces que defienden lo que está haciendo en Gaza. Netanyahu debería admitir que, en ocasiones, el que está equivocado puede ser él.
Y entenderá el primer ministro o no que cuando uno lanzas bombas en un campamento de desplazados lo más probable es que te lleves por delante la vida de muchos de ellos. Sostiene Israel que sólo buscaba eliminar matar a dos mandos locales de Hamás. Y que operaciones como ésa son difíciles.
La conclusión es que a la hora de elegir entre bombardear a dos terroristas, asumiendo el riesgo de matar a decenas de personas que no han hecho nada, o renunciar al bombardeo para evitar ese riesgo el gobierno de Israel escogió lo primero.
Sumar repudia lo que aprueba el Consejo de Ministros al que pertenece
Sólo quería el presidente ayer hablar de Ucrania. Del acuerdo para abastecer de armamento de fabricación española al Ejército ucraniano. Los mil cien millones de euros de dinero público que el Estado español destinará a pagar el material defensivo para rearmar a Ucrania y que fueron aprobados por el Consejo de Ministros el pasado mes de abril.
Ya es costumbre que Sumar repudie lo que ha aprobado el Consejo de Ministros al que pertenece. Ayer volvió a hacerlo. En el día en que Zelenski visitaba España, Urtasun, portavoz de Sumar a tiempo completo y ministro en el rato que le queda libre, se revolvió contra el rearme e instó a su jefe, el presidente, a debatirlo antes en el Congreso.
Puede que Ucrania sea el único asunto en el que Sánchez no ha cambiado de opinión
Confiamos, pero no tenemos la certeza. Cuanto más se prolonga la guerra, más probabilidades existen de que la unidad de acción europea decaiga.
Негізгі бет Monólogo de Alsina: "Netanyahu descarrila"
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