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#biblia #cristianismo #religion
Hermanos y hermanas en Cristo, estamos viviendo tiempos sin precedentes. Un movimiento divino está sucediendo en secreto, un avivamiento silencioso pero poderoso. En el corazón de Jerusalén, en el muro de los lamentos, donde cada piedra cuenta una historia de fe y esperanza, Dios está obrando maravillas. ¡Dios está preparando al pueblo judío para un papel crucial en los tiempos finales! A través de sueños, revelaciones y visiones, el Señor está tocando el corazón de miles, quizás millones, de judíos alrededor del mundo.
El libro de Apocalipsis nos habla de 144,000 sellados, judíos de todas las tribus de Israel, escogidos por Dios. Aunque algunos debaten si este número es literal o simbólico, lo cierto es que Dios está marcando a sus fieles. Niños, jóvenes, hombres y mujeres están siendo despertados espiritualmente, preparándose para tomar el protagonismo en el momento divino del arrebatamiento de la Iglesia.
Pero, ¿por qué en secreto? ¿Por qué este movimiento divino no es proclamado en las plazas o en las sinagogas? Por temor. Temor a ser rechazados, a ser vistos como herejes en sus propias comunidades. Pero el Espíritu Santo obra en el silencio, en el corazón de aquellos que, aunque temen, no pueden negar la verdad que Dios les ha revelado.
Recientemente, un testimonio sacudió mi espíritu. Un cristiano, al visitar el sagrado muro de los lamentos, fue abordado por un judío ortodoxo. Con un susurro, compartió su secreto más profundo: "Yo también espero el regreso de Cristo". Este testimonio es una chispa de lo que Dios está haciendo en secreto. Miles, como este judío, están esperando en silencio, pero con una fe inquebrantable.
¿Qué nos dice la Biblia sobre estos tiempos? En Joel 2:28, Dios promete: "Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad. Sus hijos e hijas profetizarán, sus ancianos soñarán sueños, sus jóvenes verán visiones". ¡Estamos viendo el cumplimiento de esta promesa! Dios está derramando su Espíritu sobre el pueblo judío, preparándolos para ser luz en la oscuridad que se avecina.
Ahora, hermanos y hermanas, nos movemos hacia una nueva fase de este mensaje divino. Mientras el mundo se enfoca en conflictos y desastres, Dios nos llama a mirar hacia el cielo, hacia las señales de los tiempos. La preparación de los 144,000 no es solo un evento aislado; es parte de un plan divino más amplio, una preparación para la gran tribulación que se aproxima.
Este avivamiento silencioso entre el pueblo judío es un claro indicador de que el reloj profético de Dios está avanzando rápidamente. Pero, ¿qué significa esto para nosotros, la Iglesia? Significa que debemos estar aún más unidos en oración, vigilantes, y listos para ser testigos de la gloria de Dios manifestándose en la tierra.
No podemos quedarnos al margen. Debemos ser parte activa de este movimiento divino, orando por nuestros hermanos judíos, por su protección y por su valentía para abrazar la verdad del Evangelio. Debemos orar para que su fe secreta se convierta en un testimonio público de la esperanza en Cristo.
Recordemos las palabras de Romanos 11:25-26: "Israel ha experimentado un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles, y de esta manera todo Israel será salvo". Este es el momento de actuar, de ser parte de la promesa de salvación para Israel y para todas las naciones.
Mientras nos acercamos al clímax de este mensaje, es crucial entender que este avivamiento no es solo para el pueblo judío. Es una llamada a todos los creyentes, a estar preparados, a vivir en santidad y a esperar con ansias el retorno glorioso de nuestro Señor Jesucristo.
Este movimiento divino, este secreto a voces entre el pueblo judío, es un recordatorio de que Dios no ha olvidado sus promesas. Él está obrando poderosamente en las sombras, preparando el escenario para su acto final en la historia de la humanidad.
Ahora, más que nunca, es tiempo de despertar espiritualmente. De escuchar la voz de Dios en la quietud, en el susurro de su Espíritu, guiándonos hacia la verdad eterna de su Palabra. Es tiempo de renovar nuestra fe y compromiso con el Señor.
Antes de concluir, quiero recordarles la importancia de permanecer firmes en la fe. No se dejen llevar por las corrientes de este mundo, sino sean transformados por la renovación de su mente, para que puedan discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto (Romanos 12:2).
¡Dios te bendiga!
Niño Judío probó que Jesús Ya Viene URGENTE !
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