Dios quiere justificarte (darte su justicia) pero te lo pierdes si te justificas (te envuelves en excusas).
En el desierto, el pueblo aprendió a conocerse de verdad, que es el camino para dejar uno de justificarse.
En efecto, es muy propio de la naturaleza humana considerarse "víctima" (es algo que aprovechan el marxismo y el neomarxismo) porque el que se cree víctima se llena de "derechos" y exigencias.
Pero el que se cree víctima pretende que el mundo alrededor cambie y se vuelve dependiente porque el cambio tendría que venir de fuera.
Solo el que descubre su responsabilidad descubre su libertad, que es aquí capacidad de no repetir el pasado.
En el desierto el pueblo conoció varias rebeldías: la que nace de la necesidad (hambre, por ejemplo); o que nace del gusto (prefiero algo diferente o mejor); o de la diversión (deseo de placer); o de la propia voluntad (no queremos la obediencia).
A medida que desenmascaramos nuestras rebeldías descubrimos también la providencia, la consolación, la paz y la sabiduría de Dios.
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Негізгі бет No te escondas del Dios que te libera [Camino hacia la libertad en Cristo, 3 de 4]
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