El Patio de la Infanta es una verdadera joya oculta del Renacimiento español.
Construido a mediados del siglo XVI por encargo de Gabriel Zaporta, rico comerciante de origen judío que llegó a ser prestamista del emperador Carlos V, el patio debe su nombre a que en este palacio vivió la infanta María Teresa de Vallabriga, esposa del infante Don Luis de Borbón, hermano del rey Carlos III.
Su riquísimo programa iconográfico admite múltiples lecturas y simbolismos de tipo alegórico, amoroso, político e incluso astrológico, y se inscribe dentro de la corriente del Humanismo renacentista propio de esta época.
Tras haber sufrido muchos avatares y traslados, actualmente el patio se encuentra en un lugar insólito y poco conocido del corazón de Zaragoza.
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