Como representante de una época, que lamentablemente no se repetirá, el señor Pedro Yerena nos dejó como herencia, un buen tercio de hermosos boleros norteños, que son retrato viviente de hombres y mujeres que al enamorarse se transforman. Sus canciones causaron gozo y llanto en sus contemporáneos enamorados, y hasta animaron a los tímidos y vergonzosos; también a los que no querían dar su brazo a torcer, a mirar al amor como una experiencia de gozo y dolor; pues con esa dualidad que impacta las emociones, ayuda a crecer y ser mejor persona; ya que cuando el corazón enamorado habla, los demás sentidos callan ...
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