PODENCOS, UNA RAZA MALTRATADA
A 'Naomí' la encontraron arrastrando las patas de atrás y con un ojo ciego. No podía andar ni alimentarse por sí misma. Al principio pensaron que sería un problema debido a su edad avanzada. Las radiografías mostraron una columna vertebral llena de plomo. Con cuidados y mucho cariño consiguieron recuperarla y hoy anda y juega con los demás perros en la medida en que sus once años y su salud se lo permiten.
'Balú' fue rescatado de una perrera en Valencia, a punto de ser sacrificado. Estaba muy delgado, tenía anaplasmosis (fiebre por garrapatas del perro), ácaros y sarna. Ahora ha recuperado el pelo y tiene la piel sana.
'Nuca' y 'Sarai' fueron encontradas en el Perelló, en Tarragona. Asustadas, desorientadas, habían sido abandonadas por los cazadores después de la temporada. No confiaban en los humanos y les sobraban motivos: a Sarai le habían rodeado el cuello de petardos y otros tantos le habían colgado de la cola para después encenderlos.
Unos y otras han ido poco a poco sanando física y psicológicamente gracias a la asociación 'Podenco's Help' creada por Gabriela Gautschi en el 2010.
Gabriela es una suiza afincada en España desde hace ocho años. Amante de los perros y en especial de la raza 'podenca' quiso en un principio especializarse en su crianza, pero al ver la situación de maltrato y abandono en que se encontraban en general estos animales, decidió dedicarse a recogerlos y a recuperarlos para darlos en adopción a familias que les ofrecieran un verdadero hogar.
El podenco es una raza española de caza; se entiende comúnmente que es un perro de cazador y poca gente lo busca para acogerlo y que forme parte de su familia. En realidad son animales que se adaptan bien a las personas, que sólo necesitan mucho cariño, un poco de ejercicio al aire libre y un sofá en la casa para descansar. Pero en manos de cazadores estos animales pasan hambre, porque así rastrean mejor la presa; viven en malas condiciones porque son meros instrumentos para la caza y duermen hacinados porque sus dueños saben que son muy sociables y no se van a enfrentar entre ellos.
Cuando los podencos dejan de ser útiles son sacrificados o abandonados.
Gabriela Gautschi no admite cazadores entre los adoptantes. Su asociación se ocupa de desparasitarlos, vacunarlos, esterilizarlos, y entregarlos con un microchip a personas amantes de los animales; y todo esto con medios privados. 'Podenco's Help' no recibe ninguna ayuda pública a pesar de la gran labor social que realiza. Se mantiene con cuotas de socios (sesenta euros al año), apadrinamientos (veinte euros al mes), y voluntariado.
La asociación 'Podenco's Help' lleva a cabo su proyecto en una finca cerca del Delta del Ebro, en Tarragona. Su capacidad de acogida y mantenimiento es pequeña, sólo de diez animales por ahora, pero el sueño de Gabriela Gautschi es crear una gran reserva de podencos con un terreno vallado, refugios para los perros, una zona de cuarentena y un hospital veterinario. Y mientras siga sin recibir ayudas públicas, espera al menos contar con los donativos y la ayuda voluntaria y desinteresada de todos aquellos que aman a los animales y que sufren ante el abandono y maltrato al que muchos están expuestos.
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