Las técnicas de relajación son un gran recurso para el control de la ansiedad. Una activación del sistema nervioso que sobrepasa determinados niveles durante tiempos prolongados produce problemas tanto físicos como psicológicos. Mediante las técnicas de relajación lo que intentamos es conseguir una desactivación fisiológica. Es un efecto similar al que se produce una vez que terminamos de realizar cualquier actividad física o deportiva que implica un periodo de descanso o relajación posterior.
Más concretamente, la relajación presenta los siguientes objetivos fundamentales: reducir o eliminar las tensiones cotidianas, aumento del bienestar general, fomento del autoconocimiento, incremento de la autoestima, potenciación del rendimiento de la actividad del sujeto, mejora en el afrontamiento de situaciones perturbadoras o conflictos determinados personales, y derivado de ello, optar a relaciones interpersonales más satisfactorias.
La relajación progresiva de Jacobson, creada por este autor en 1920, es un método fisiológico orientado hacia el reposo, que nos permite focalizar toda nuestra atención en una serie de ejercicios musculares que poco a poco alivian las tensiones y, sobre todo, esas ideas disruptivas que generan malestar. Permite reconocer la unión íntima entre tensión corporal y estado mental tenso, mostrando claramente cómo liberar uno, implicando liberar el otro.
Esta técnica resulta ser un magnífico recurso de bolsillo, una herramienta que todos podemos llevar a la práctica en un momento dado para hallar calma antes, durante o después de una situación estresante. Las zonas corporales en las que acumulamos tensión son múltiples y, a veces, irreconocibles a simple vista, por ello es bueno que aprendamos a relajar cada grupo muscular de nuestro cuerpo.
Antes de iniciar esta técnica debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:
Ambiente: parece lógico decir que el lugar donde se practique cualquier técnica de relajación ha de ser tranquilo, libre de interrupciones o de ruidos. Una temperatura media y una luz a poder ser tenue.
Ropa: cómoda y suelta; sin elementos que puedan dificultar la circulación, como pueden ser cinturones, calcetines o medias apretadas, joyas o corbatas.
Posiciones para la relajación:
- Tumbado sobre una superficie firme, con los brazos y las piernas en ángulo y ligeramente separados del cuerpo.
- En un sillón reclinable, con soporte para brazos, pies y cabeza. Con la cabeza apoyada, así como la espalda y los pies apoyados en el suelo. Los brazos están relajados sobre los muslos.
- Sentado sobre una silla con el cuerpo inclinado hacia adelante, la cabeza apoyada en el pecho y los brazos sobre las piernas (postura del cochero).
Негізгі бет Тәжірибелік нұсқаулар және стиль Relajación progresiva: ejercicio del método Jacopson
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