Cierto día del año 1900, en el interior de la China, pasó un correo galopando velozmente. Llevaba un despacho de la emperatriz al gobernador, ordenándole que tomase medidas para exterminar, inmediatamente, a todos los extranjeros. En aquella horrible masacre que siguió, Jonatán Goforth, su esposa e hijos pequeños, fueron cercados por millares de bóxers, determinados a quitarles la vida. El padre de familia, al caer al suelo, víctima de un tremendo golpe que casi le partió el cráneo, oyó una voz que le decía: "¡No temas! ¡Tus hermanos están orando por ti!" Antes de quedar inconsciente, vio que llegaba a galope un caballo que amenazaba atropellarlo.
Al volver en sí, vio que el caballo había caído a su lado, pataleando de tal manera que sus atacantes fueron obligados a desistir del propósito de matarlo. Así, pues, el misionero reconoció que la mano de Dios lo protegió maravillosa y constantemente todo el tiempo de la masacre de los bóxers, en la cual centenares de creyentes fueron muertos. Jonatán Goforth y su familia se salvaron de las innúmeras situaciones angustiosas que pasaron entre el pueblo amotinado, hasta que por fin, veinte días después, llegaron al litoral del país.
Негізгі бет SENDAS ANTIGUAS 19/25 - Hudson Taylor - BIOGRAFÍAS DE GRANDES CRISTIANOS
Пікірлер: 23