Tudanca, en la zona media-alta del el valle del Nansa, es un municipio de Cantabria con capitalidad en Santotís, encajado en un estrecho valle rodeado de escarpadas laderas e inmerso en las costumbres y modos de vida tradicionales, con cultivos abancalados, en un paisaje lleno de recursos fluviales y abundantes bosques.
La ganadería es la principal fuente de riqueza puesto que el terreno agrícola es muy reducido. Los terrenos de pastos de las laderas son comunales. Según el ancestral “prau conceju”, el día de San Agustín se realiza el sorteo del prado del concejo, que se divide en lotes sorteándolos entre los vecinos. También se produce maíz y verduras en las huertas.
A la entrada de Tudanca está el edificio del Grupo Escolar Tablanca con un área recreativa, una farmacia y una escultura realizada por el cantero Vicente Diestro en homenaje a las mujeres luchadoras incansables del valle.
A su lado, la Iglesia de San Pedro fue reedificada en 1723 atribuyéndose a Manuel Rubín de Colombres. Tiene tres naves y cabecera recta, cubiertas con bóvedas de crucería y una espadaña de dos troneras rematas por una cruz. La portada se abre en arco de medio punto entre pilastras, coronada por un frontón partido. Custodia un retablo del XVIII.
Su mención histórica más antigua es de finales del siglo XI. Perteneció primero al señorío de la Vega, y más tarde a los Manrique, condes de Castañeda y marqueses de Aguilar.
Antiguamente, en el pueblo no había jornaleros, todos eran propietarios. En caso de necesidad se traían de fuera. El concejo contaba, pagándoles un sueldo, con un cirujano, un escriba, un maestro de primaria y un sastre.
Por aquí pasaba la Ruta del antiguo Camino Real unía San Vicente de la Barquera con Toledo, un sendero de bellos paisajes con algunos tramos que todavía se intuyen entre la vegetación.
Conjunto histórico-artístico desde 1983, es un buen ejemplo de arquitectura civil con sus edificios nobles y populares dispuestos en hilera, en empinadas calles paralelas que se adaptan al terreno. Normalmente son de mampostería, con sillares en los esquinales y cercos de los vanos.
Suelen tener dos plantas con cubierta a dos aguas, sobre la fachada principal y la trasera orientadas al sur o al este, y con solana entre cortavientos en la segunda planta. Algunas conservan las socarreñas, o los hornos junto a la cocina en una esquina del piso superior.
Destaca la casa de La Herrán de finales del siglo XVII, con escudo en un cortavientos; un antiguo grupo de viviendas con corralada en la parte alta del pueblo; la antigua escuela fundada por el indiano Pascual Fernández de la Cuesta en 1757, que ahora es la biblioteca del Alto Nansa, y la Casona de Tudanca en la parte más alta del pueblo, construida en tiempos de Felipe V.
La casona tiene cubierta a dos aguas y solana orientada al sur, un túnel o pasadizo bajo una torre cuadrangular y una capilla coronada por una espadaña que aloja un retablo del siglo XVIII.
José María de Cossío fue su último propietario, siendo un centro de notable actividad intelectual por donde pasaron Unamuno, Giner de los Ríos, Alberti o Gerardo Diego. Cossío donó la casona a la Diputación antes de su muerte, convirtiéndose en museo con una espléndida biblioteca de más de 25.000 volúmenes, destacando numerosos manuscritos de Federico García Lorca y Camilo José Cela, insignes escritores de la primera mitad del siglo XX. Esta casa fue uno de los escenarios de Peñas Arriba, la más famosa novela de José María de Pereda, desarrollada en este pueblo.
Existe una ruta literaria asociada a la Casona de José María de Cossío con paneles informativos y otra etnográfica vinculada a la raza bovina tudanca, autóctona de Cantabria, una raza rústica y primitiva para producción cárnica de muy alta calidad, por su régimen de vida natural.
Cada 27 de marzo tiene lugar la feria de Tudanca, junto a los días 10 de septiembre y 10 de octubre.
Como anécdota, el gentilicio de los habitantes del lugar es el de tudanco/a, pese a que la capitalidad la ostenta Santotís.
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