Vestido, ajuar y majestad:
el atuendo del Centenario
Textos:
Tomás de Híjar Ornelas
Héctor Quintero López
Aunque la fecha está por llegar, quien venere en su basílica la antigua y milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Expectación de Zapopan podrá verla con el atuendo que se confeccionó para conmemorar especialmente el primer centenario de su Coronación Pontificia. Se debe al ingenio de la diseñadora tapatía Diana Velasco y consta de tres piezas, manto, blusa y vestido.
Producirlo llevó mucho tiempo. Comenzó a realizarse a principios del 2020 y se han usado en él materias variadas y ricas, desde hilos en varios tonos y texturas hasta canutillo, laminilla y lentejuelas de oro, todo bajo la técnica de la bordadura, que en este caso fue tramado artesanal en alto relieve sobre tisú de plata, usando fina puntilla de oro para la orla del manto.
Indumentaria simbólica
La ornamentación del manto corresponde a la categoría de la Santísima Virgen como Reina del cielo y de la tierra y sus elementos didácticos se inspiran en la Carta Pastoral de 1920, en la que el quinto arzobispo de Guadalajara, siervo de Dios Francisco Orozco y Jiménez, notificó a sus diocesanos el contenido de las letras apostólicas en las que el Papa Benedicto XV lo delegaba para ceñir con corona de oro imperial la imagen de la Virgen de Zapopan.
Signo de hegemonía universal
Siendo la Virgen María Reina del cielo y de la tierra parece redundante y ocioso coronar representaciones figuradas suyas; no lo es si tomamos en cuenta que quien la distingue con una gala propia de los monarcas es el Vicario de Cristo y que con ello honra la antigüedad, veneración y hechos portentosos de un culto en el que Dios se ha manifestado, tal y como sucede con la antiquísima imagen de Nuestra Señora de Zapopan, Reina y Madre de Jalisco desde que existe la entidad de este nombre.
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