"Ante todo muchísimas gracias por el apoyo al canal, nunca pensé en llegar a éste número de suscriptores"
Por eso quiero celebrarlo con el sorteo de un cuento muy bonito titulado:
"Yo voy conmigo", de Raquel Díaz Reguera.
Para poder concursar tenéis que:
-SUSCRIBIROS AL CANAL
-DARLE LIKE AL VIDEO
-DEJAR UN COMENTARIO CON VUESTRO NOMBRE, ASÍ PUEDO DAROS UN NÚMERO Y SERÁ CON EL QUE PARTICIPEIS.
El 31 de Mayo, a una hora que aún está por determinar, haré un directo donde saldrá el ganador.
Para poder contactar conmigo:
robertopernas@yahoo.es
/ roberto.pernas1
Muchísimas gracias, Y suerte.
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A una niña le gusta un niño, pero el niño no se fija en ella, no la mira. ¿Qué hacer? Sus amigos le aconsejan de todo: que se quite las coletas, las gafas, la sonrisa, las pecas, las alas, que no sea tan parlanchina. El niño por fin se ha fijado en ella, pero, con tanto quitar, hasta se han ido los pájaros de su cabeza. Y la niña se da cuenta de que ya no es ella y decide recuperar sus coletas, sus gafas, su sonrisa, sus pecas, sus alas, sus palabras...
Hay escritores que atesoran una capacidad innata para convertir en joyas todo lo que tocan, escriben e ilustran. También en el mundo de la literatura infantil. Un ejemplo de ello es la escritora e ilustradora Raquel Díaz Reguera, autora entre otros del ya convertido en clásico ‘¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa?’, del que recientemente ha sacado una preciosa reedición, en tamaño más grande y con nuevas ilustraciones. Hace un par de meses os hablaba por aquí de su por entonces último trabajo publicado, ‘¿Qué le pasa a Uma?’, un cuento precioso, que encierra una maravillosa lección de vida, y que acerca a los más pequeños a un tema espinoso como es el del acoso escolar. Y hoy vamos a volver atrás en el tiempo para hablar de otro de sus álbumes ilustrados, otra pequeña joya de aquellas que Raquel va depositando cada cierto tiempo en las librerías.
La mamá jefa suele decir que ‘Yo voy conmigo’ es la historia infantil más bonita que tenemos. Y no seré yo el que le lleve la contraria, porque además de estar ilustrada con el estilo tan personal y reconocible de Raquel, esta historia acumulativa es un canto a la necesidad de ser nosotros mismos, de no cambiar por tal de agradar al mundo o a una persona en concreto, de querernos tal y como somos, pese a nuestros “defectos”, pero con nuestras virtudes (que son muchas, siempre son muchas).
La protagonista de ‘Yo voy conmigo’ no tiene nombre, pero es una niña especial, con alas y muchos pájaros sobre la cabeza. Le gusta muchísimo Martín, pero él no la mira nunca, parece no verla, así que sus amigos empiezan a decirle que vaya cambiando aspectos de su apariencia física y de su personalidad para que Martín repare en ella. Primero es el pelo recogido, luego las gafas, luego su sonrisa permanente, luego esa manía tan suya de ir canturreando las canciones… Así, una a una, de forma acumulativa, la protagonista va perdiendo poco a poco todo aquello que la hacía especial. Y sí, al final Martín la ve. Incluso le sonríe. Pero para entonces es ella misma la que no se ve, la que no se reconoce, la que ha perdido todos los pájaros de su cabeza.
Por suerte, la niña protagonista reacciona a tiempo para decirle a sus amigos que a ella le gustan su pelo recogido, sus gafas, su sonrisa eterna… y todos aquellos atributos que la hacen especial y sin los cuales dejaría de ser ella porque dejaría de tener alas y esos pájaros que pueblan su cabeza. “Ojalá nunca dejes que te abandonen los pájaros de tu cabeza”, le escribió Raquel a Mara en la dedicatoria del libro. Ojalá, Raquel. Ojalá Mara nunca pierda por agradar a los demás esas cosas que la hacen única. Ojalá nunca pierda sus alas y sepa decir “yo voy conmigo”.
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