Hablemos sobre las 4 razones principales por las que está mal alimentar animales silvestres.
Seguramente más de una vez te has visto tentado a ofrecerle algo de comer a los animales silvestres, con el fin de tenerlos más de cerca, poder observarlos mejor o, incluso, tocarlos y tomarte fotos con ellos. Por esto, queremos que entiendas las 4 razones principales por las que esta actividad no está bien.
1. En la gran mayoría de los casos, los alimentos que les ofrecemos no hacen parte de su dieta natural, por lo que no se acomodan a sus necesidades nutricionales y pueden terminar enfermándolos. De hecho, se suelen recibir animales silvestres con enfermedades metabólicas compartibles con procesos de malnutrición, todo por haber estado en cautiverio o por haberse alimentado de ingredientes no aptos para ellos. Algunos ejemplos de estas enfermedades son el hígado graso, las caries en los dientes, la malformación de los huesos y el pelaje o plumaje opaco y en mal estado.
2. Al alimentarlos incentivamos cambios en su comportamiento, pues empiezan a asociar a los seres humanos con comida y pueden dejar de cumplir sus funciones ecosistémicas. Esto es importante porque cuando estos animales se empiezan a sentir cómodos alrededor de las personas, se exponen a accidentes como atropellamientos, envenenamientos y a seres humanos malintencionados. Además, cuando empiezan a alimentarse únicamente de los alimentos que nosotros les proveemos, pueden dejar de cumplir sus funciones dentro de los ecosistemas, como la dispersión de semillas, la polinización, el control de plagas y el reciclaje de nutrientes.
3. Al interactuar tan de cerca con ellos para alimentarlos, corremos el riesgo de que nos lastimen o nos transmitan enfermedades. Recordemos que los animales silvestres son impredecibles y, por más que creamos que un animal ya está habituado a nuestra presencia, nunca sabremos en qué momento se puede asustar y puede reaccionar de manera agresiva mientras intenta defenderse. Además, todos son portadores de microorganismos patógenos que a ellos no necesariamente les generan problemas, pero que a nosotros sí nos pueden enfermar.
Del mismo modo, nosotros y nuestros animales domésticos también le podemos transmitir enfermedades a la fauna silvestre, lo que puede llegar a ser muy grave para su salud y para la estabilidad de las poblaciones.
4. La aglomeración de muchos animales de la misma o de diferentes especies, puede ocasionar peleas por territorialidad y facilitar la transmisión de enfermedades.
En el caso de los cebaderos que se ubican en las casas por ejemplo, puede pasar que llegue un animal que tenga algún problema de salud
a alimentarse y que, minutos después, llegue alguno sano y se contagie mientras está en el comedero. Adicionalmente, cuando hay diferentes especies, sucede que las más dominantes desplazan a las otras, generando un desequilibrio en las poblaciones silvestres de un lugar y alterando los ecosistemas.
Recordemos que los animales silvestres están en total capacidad de conseguir su propio alimento y todos los recursos que necesitan para sobrevivir, y no nos necesitan en absoluto. Situación contraria a la que se da con los animales domésticos, que sí dependen en un 100% de nosotros. Por eso, recordemos que NO ESTÁ BIEN ALIMENTAR A LA FAUNA SILVESTRE.
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