Vamos a dar un paseo para observar un ejemplo más de la huella dejada por el pasado minero en la provincia de Huelva. Hemos elegido un hermoso lugar, cargado de historia contemporánea: Valdelamusa.
Donde termina el Andévalo Minero y comienza Sierra Pelada y Rivera del Aserrador (en la Sierra de Huelva), se encuentra Valdelamusa, una pedanía y población minera de 357 habitantes (2018) perteneciente al municipio de Cortegana.
Aunque Cortegana se sitúa en la Sierra, con su típico paisaje serrano que lo circunda, los caprichos de los términos municipales han hecho posible que a unos 22 kilómetros por carretera, hacia el sur, se ubique una de sus pedanías, Valdelamusa, pero ya inmersa en un paisaje más típico del Andévalo, con muchos pinares y eucaliptales de repoblaciones, perdiendo altitud al mismo tiempo.
Una pista deportiva de Valdelamusa nos dio la bienvenida y nos invita a conocer su caserío, su núcleo urbano. La impresión de conjunto es que observamos la típica estructura de un poblado minero, creado para albergar a los trabajadores de la mina. Entre los edificios del núcleo destaca claramente el Casino Minero, plano, hermoso y abierto, con explanada grande que identifica y favorece el acceso, hecho para los obreros de la mina, que vivían en casas bajas y encaladas de su entorno.
A partir de 1886, parejo a la explotación de su mina ( Confesionarios), comienza a crearse el poblado, pero es a partir de 1889, con la Sociedad Francesa de Piritas de Huelva, cuando se amplía el núcleo minero con más viviendas para los empleados, hospital, oficinas centrales, casa de huéspedes, almacenes y talleres, y una trituradora de piritas.
Este poblado dio refugio a los trabajadores procedentes de las minas del entorno cuando cerraron sus explotaciones. Así, Valdelamusa se convirtió a partir de 1886 en un campamento minero. A los mineros se les unieron los obreros empleados en la construcción del segundo tramo del ferrocarril que unía Zafra con Huelva.
Cuando la mina cerró, aquí (y en toda la cuenca), los mineros quedaron condenados a emigrar o vivir de la pensión en sus antiguas casas. Pero las casas de siempre, las casas de los padres y abuelos, quedaron en su sitio, blancas y sencillas, tal como las mostramos en las imágenes, rodeando al casino, blanco y altivo.
Volvemos a la pista deportiva, acompañados de precioso paisaje verde y acolinado, con un nublado cielo, para despedir Valdelamusa, bella palabra que significa “el país de las musas”, aunque hay quien une, bebiendo de la historia, Valdelamusa con la conquista árabe de la Península Ibérica (siglo VIII): por el lugar de Valdelamusa pasó Musa ibn Nusayr durante la campaña de Sevilla y Mérida, considerándose los habitantes del lugar clientes o mawali de Musa.
Salimos de Valdelamusa y tras recorrer un kilómetro por un suave cerro, alcanzamos la “Dehesa de Valdelamusa”, y en ella, la mina Confesionarios, capitaneada por una impresionante chimenea, esbelta y dominante, erigida en ladrillo.
En 1886, la Compagnie des Mines de Cuivre d’Aguas Teñidas adquiere la mina Confesionarios, que debe su curioso nombre a las formaciones geológicas que se encuentran en la zona alta de la mina, en el gossan, y que recuerdan los conocidos habitáculos de su mismo nombre empleados en las iglesias (antiguamente, esta corta fue conocida como Las Herrerías de los Confesionarios). En ese año comienza la explotación a cielo abierto, mediante una corta amplia y poco profunda.
En 1889, la mina es adquirida en arriendo por la Sociedad Francesa de Piritas de Huelva, que efectuaría las ya comentadas mejoras en el poblado, así como en la corta. Ésta, prácticamente circular, alcanzó los 200 metros de diámetro y una profundidad de 180 metros.
Desde finales del siglo XIX hasta el día de hoy, con algunas escaramuzas de explotación, permanece inactiva.
Una corta cargada de aguas ácidas y una chimenea que parece no resistir el paso del tiempo, es lo que queda de Confesionarios, además del paisaje, fruto de la citada explotación.
Негізгі бет CORTEGANA (MINAS DE VALDELAMUSA) - HUELVA
Пікірлер: 283