Un amplio espacio de este canal lo hemos dedicado a la geografía serrana de la provincia de Huelva. En ella hemos ido mostrando el precioso poblamiento de la misma, basado en general en pequeños municipios y núcleos de población, bellos rincones encalados que salpican la poblada vegetación que cubre como un manto sus montañas y valles.
De esta encantadora comarca hemos querido homenajear una porción de 174 km2 de superficie, que es lo que abarca el término municipal de Cortegana. En esta superficie vamos a distinguir y visitar dos unidades claramente diferenciadas: una, pura serrana, que abarca el pueblo de Cortegana, sus pedanías adyacentes de Puerto Lucía y La Corte, y el poblado de La Pica; la otra corresponde a las zonas mineras, a las pedanías (más bien barriadas) de Valdelamusa y San Telmo.
Vamos a comenzar este recorrido con el gran protagonista de paisaje serrano, su vegetación,
protagonizada por los quercus, principalmente encinas y alcornoques. Galopamos por encima de ellos para aproximarnos a Cortegana, la Corticata de Ptolomeo, la Cortesan o Cortesa visigoda, o la Cartsana árabe. Como una estrella fugaz observamos una panorámica del pueblo y, a su lado, en lo alto de un cerro, el Castillo de Cortegana, pequeño y coqueto, construido a finales del siglo XIII (por tanto, cristiano), con sus torres circulares y cuadrangulares (incluida la del homenaje), que formaba parte de la línea de fortalezas de la llamada Banda Gallega.
Avanzamos unos 9 km para alcanzar Puerto Lucía, una humilde pero acogedora pedanía de 30 habitantes que ilumina como un faro de luz la verde amplitud de la vegetación que la rodea. Ya la palabra LUCÍA significa “luz para el mundo”…
Su primera vivienda, engalanada para la ocasión, nos dio la bienvenida, como no podía ser de otra manera, con un florido jardín, aunque no lo podemos decir muy alto, hay ropa tendida. Esta vivienda es la primera de la figura alargada de esta pedanía, atravesada por la carretera H-9001. Podemos observar que el responsable de las tomas de estas imágenes quiso participar en este homenaje.
Ahora nos vamos al sur del término, casi en el Andévalo, a la zona minera. Allí nos esperaba la pedanía de San Telmo, una barriada creada durante la explotación minera de la zona. Comenzamos por la Corta de Santa Bárbara, actualmente cubierta de aguas ácidas pero que en tiempos pretéritos cobijaba buenos filones de piritas de alta ley. De la corta nos vamos al cercano malacate, al cual le hacemos un recorrido cenital, para pasar por la corta y acercarnos a la barriada, de 272 habitantes, con sus “Barriada Vieja”, “Barriada de San Agustín” y “Barriada Nueva”. Acabamos esta pedanía con imágenes bajas de la corta.
Cerca de Puerto Lucía y a 6 km de Cortegana se encuentra La Corte, que como podemos observar, presenta la estampa típica serrana con calles estrechas empedradas y casas encaladas cubiertas con rojas tejas árabes, viviendas que en su parte trasera tienen corral, patio o huerto, o algún lugar para domar caballos.
Esta pedanía, de 185 habitantes, al parecer, es la aldea más antigua de Cortegana. En ella se encuentra la ermita de Ntra. Sra. del Rosario, inaugurada en 1946, de una sola nave, planta rectangular con cubierta a dos aguas y portada con pequeño campanario. Acoge la romería en honor de San Antonio de Padua, patrón de Cortegana.
De nuevo nos vamos a la zona minera, en este caso a Valdelamusa, pedanía de 346 habitantes, situada a 22 km al sur de Cortegana. Comenzamos en la “Dehesa de Valdelamusa”, y en ella, la mina Confesionarios, capitaneada por una impresionante chimenea, esbelta y dominante, erigida en ladrillo. A un kilómetro de la corta se encuentra la barriada. Partimos de la pista deportiva y nos vamos al núcleo urbano, con la típica estructura de un poblado minero creado para albergar a los trabajadores de la mina, con su plaza, y en ella, el Casino Minero, rodeado de casas bajas y encaladas creadas con planimetría, y en los exteriores, su coqueta iglesia. Acabamos Valdelamusa con un plano cenital de la chimenea de la corta.
Para finalizar, nos vamos a Cortegana, comenzando por una pequeña placita y una fuente situadas en los alrededores del castillo, el cual lo observamos brevemente. Desviamos nuestras miradas y, en el valle bajo el cerro, observamos el núcleo de Cortegana, con sus calles de trazado irregular, sin ejes dominantes, y su amplio caserío blanco inmaculado que alberga un rico patrimonio artístico-monumental. Y nos vamos al cielo…, y después, a La Pica, el poblado de Cortegana que nos queda por visitar.
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