En 1849, cuando Ramón Santamarina ya era dueño de más de una veintena de carretas que transportaban mercancías entre Tandil y Buenos Aires, logró adquirir su primera estancia, que se llamó "Dos Hermanos". Diez años más tarde formaría su hogar casándose con Ángela Alduncín, una joven vasca nacida en Tolosa, cuya familia estaba radicada en Tandil. A la par que venían sus primeros hijos, fue adquiriendo sus primeros campos hasta llegar a ser dueño de 33 estancias. Las mejores estancias del sur.
Pero su vida social y familiar no fue fácil, ya que Ángela falleció un tiempo después de su cuarto parto.
Cuando Ramón Santamarina, ya millonario, decidió casarse por segunda vez con Ana Irazusta, con quien tuvo trece hijos más, asoció a su trabajo a los hijos de su primer matrimonio, de forma de que a los pocos años se hicieron tan ricos por las ganancias de la asociación formada con su padre como los del segundo matrimonio por la herencia futura. Así quedaron todos sus hijos en igualdad de condiciones.
Ramón Santamarina compró prácticamente una estancia por año a lo largo de sus últimos 40 años de vida. La casa de ramos generales y consignaciones, fundada en 1890, y aún vigente, fue de algún modo la continuadora de la empresa de transporte en carretas y almacenes que supo administrar este inmigrante español en sus primeros años en la Argentina.
En Tandil, él, sus hijos y nietos levantaron lujosas residencias de campo, muchas de ellas aún en pie y linderas al tejido urbano, como Indiana, Montiel, Bella Vista y Maryland. En concreto, las tres estancias que constituyó en ese partido fueron la ya mencionada Dos Hermanos, Los Ángeles, adquirida en 1869 y La Claudina, sumada justo el año previo a su muerte, pero de esto último, hablaremos en el próximo y último capítulo.
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