La respiración es una de las funciones principales de los organismos vivos. Gracias a ella obtenemos el oxígeno, el cual es un elemento fundamental para poder fabricar la energía que necesitamos para vivir.
Debido a los demandantes estilos de vida que por lo general nos ocasionan estrés, ansiedad, la respiración se realiza de forma acelerada y superficial. Por eso si aprendemos a observar la respiración, cada vez que nos sentimos nerviosos o tensos podemos modificar su estado, recurriendo a esta técnica en cualquier momento del día, aun caminando o en nuestro trabajo. Prestar atención plena a la respiración nos conecta inmediatamente con el cuerpo, relaja las tensiones y purifica e integra la mente. Tomar conciencia de la respiración ayuda a ubicarse en el momento presente. Nuestra respiración está sucediendo aquí y ahora, por lo tanto, si nos anclamos a ella, estaremos anclándonos también al aquí y ahora.
De esta forma prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente, es la aplicación del mindfulness que nos ayuda a relacionarnos de forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, en ‘el aquí y el ahora’. Es la capacidad de los seres humanos para ser conscientes de instante en instante.
La vida depende del acto de respirar. Respirar es vivir, y no hay vida sin respiración. Todo lo que vive debe su existencia a la capacidad de respirar. Todos los animales, todas las plantas. Un niño al nacer, a los pocos segundos aspira por primera vez el aire, así principia su vida en la Tierra. Un anciano exhala débilmente por última vez: cesa de respirar y acaba su vida. Desde la primera aspiración en la más tierna niñez hasta el último suspiro de la ancianidad, se cumple una larga sucesión de continuas respiraciones.
La respiración es la función más importante del cuerpo, porque de ella dependen indudablemente todas las demás. El ser humano puede vivir largos períodos sin comer, e incluso algunos días sin beber, pero sin respirar solo vive unos pocos minutos. Pero no solo la supervivencia está atada al acto de respirar, porque de la forma en que se respire dependerá la vitalidad del individuo y su resistencia contra las enfermedades.
Un dominio inteligente de la facultad de respirar redunda en un invaluable beneficio para la salud física, psíquica y espiritual, mientras que la respiración descuidada acorta nuestros días, amengua nuestra vitalidad, inteligencia y bienestar y nos coloca en condiciones favorables de ser presa de muchas dolencias y enfermedades.
El ser humano, en su estado natural, de la misma manera que el animal y el niño, respira natural y debidamente; pero en muchos casos ha recibido una influencia negativa de la civilización. Porqué los cambios a los que nos somete la vida civilizada en cuanto a caminar, pararse y sentarse, nos han despojado en muchos casos de la facultad atávica de saber respirar correcta y naturalmente.
El porcentaje de los seres humanos que respira correctamente es muy reducido, y el resultado puede observarse en los pechos hundidos y en el aumento exponencial de las enfermedades del sistema respiratorio. Todos los expertos de Oriente y de Occidente coinciden en que la relación entre la respiración natural y la salud es evidente, directa y explicable.
La ciencia occidental demuestra que la salud física depende en gran medida de una respiración correcta. Y los instructores de Oriente no solo admiten que sus hermanos occidentales tienen razón, sino que también sostienen qué además del beneficio físico derivado de una respiración normal, es posible acrecentar, conociendo y practicando la ciencia de la respiración, la energía mental, elevar su grado de conciencia, su felicidad, el dominio de sí mismo, la claridad de visión, la moralidad y el perfeccionamiento espiritual.
Негізгі бет LA RESPIRACIÓN Y LA ATENCIÓN PLENA
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